Estaba tan acostumbrada a este sentimiento de vacío que la consumía, que solo un par de lágrimas bajaron y luego se compuso. Se sentó a verlo, a ver como el podía ser tan impenetrable que nisiquiera la mirada le cambiaba.
Tenía náuseas, no sabía que hacer ni a donde ir, el ni le respondía cuando ella le preguntaba algo.
Había estado pasando unos días ajenos a ella, fingía simpatía con su familia y por alguna extraña razón la unica persona que le simpatizaba a ella creía que no era así.
A veces sentía que no había razón para vivir, que debía buscar otra vida, pero luego recordaba sus ojos cafés y las ganas de amar y vivir crecían de forma impresionante, lamentablemente el no lo notaba, ella era ajena a su vida y el era ajeno a ella.