Huésped

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Del llanto de unos ojos que confundo con los míos se desprenden lágrimas que reflejan un cuerpo volviéndose de espaldas. Miro por la ventana, sólo encontrará desesperanza más allá del exterior de esta cabaña. Detrás mío noto cómo con cada pisada sus pies descalzos rasgan su piel y un recuerdo en mi interior. Se lleva únicamente el silencio consigo, dejando un ruido inexistente en el ambiente. La habitación estará algo más destartalada, sabré lidiar con ello. Sin decir adiós abre la puerta, dejando entrar a los copos de nieve que se disponían a adornar un nuevo hogar. El aire cálido del espacio deshace sus formas, amainando sus deseos de enseñanza. La figura gira el rostro una última vez, esperando con la mano tendida a que agarre la suya. Momentos después cierra la puerta y comienza a andar en dirección hacia ninguna parte, completamente desnudo, siendo abrazada por nieve y viento.

Dejo de notar la cálida temperatura del entorno, mi cuerpo se entumece. Dejo de oír, dejo de oler, dejo de sentir más allá del miedo. La habitación se abalanza sobre mi, asfixiándome, impidiéndome pensar con claridad. Presa del pánico corro hacia la puerta. Necesito huír de la nada, necesito desprenderme del vacío que se ha instalado en mi.

Ahora nieva con más fuerza, creando un manto que me impide ver más allá de donde alcanzan las puntas de mis dedos. Me quedo inmóvil, sabiendo que donde estoy ya no existe más que la cáscara deshabitada de una ilusión que desistió de convencerme. Explotan las bombillas, se enciende el fuego detrás mío.Todo a mi alrededor comienza a arder. Cierro los ojos y me consumo.

Miro hacia delante, no hay camino. Tan sólo existe blanco y piedra, y el temor de volver a caminar.
Quién soy, noto los pies fríos.

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