3.La casa de tejas rojas.

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Todo era muy extraño por aquí que la abuela no estuviera no era extraño pero...el abuelo. El abuelo apenas salia de casa si no era algún tipo de urgencia y esto era preocupante. La vieja mecedora del abuelo se movía, pero no por el sino por mama con un rostro que reflejaba gran preocupación y papa como era de esperar ya estaba buscándolos por el bosque. Pasadas unas 4 horas la situación ya empezaba a desesperarnos ya que estaba anocheciendo y aun no daban señales de vida.
-Cariño, sube las maletas a tu cuarto, nos tenemos que quedar de todos modos.-con un tono mas triste-Seguro que están bien.
Subo a mi habitación.
Todo esta tal y como lo deje la ultima vez con cada cosa en su sitio pero esta vez un libro un tanto extraño dormía sobre mi cama. Dormia literalmente, estaba roncando.

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