Pasaron los días y todo iba de maravilla, cada sábado veía a Ivan y era perfecto pues le contaba todo, sin embargo, tenía la necesidad de hablarle a esa chica que vi el primer día de clases...
I: ¡Hey! ¡¡Oye!!... ¡¡Andrea!!
A: oh cielos... perdón, ¿Qué me decías?
I: Sobre el teatro, cada vez mejoro la actuación ¡¡y en baile voy de lo mejor!!
A: Oh que alegría, me siento orgullosa de ti!
I: ¿Qué te pasa? Has estado muy distraída últimamente
A: Bueno... quiero hablarle a alguien porque creo que me gusta...
I: Pues hazlo
A: Pero...
I: ¿Qué?
A: Es una chica... -me di la media vuelta y me tape la cara
I: Vamos, no pasa nada, háblale y veamos que pasa- me dio una media sonrisaLlegó el día lunes pero ella estaba al otro lado del salón y me sentía estúpida por no saber acercarme.
Llegó la clase de filosofía y nos puso por número de lista ¡que maravilla! Ella se sentaba a mi lado, pero durante esos días sólo podía pedirle tijeras o cosas simples... nada de charlas, pero por suerte ya sabia su nombre...
Tania, esa chica que para mi era la más perfecta, la más hermosa, no había nadie más en mi mundo después de ella...