Caminaba entre las calles de Seúl, o por lo menos eso pensaba, ya que en su vida había visto aquel lugar. Había caminando tanta gente en aquel lugar de la cual apenas y lograba reconocer sus rostros, eran personas que parecían estar vacías, vacías como su vida.
Se detuvo en seco, estaba caminando hacia el mismo rumbo que todas aquellas personas, siguiendo la misma vida monótona que parecían llevar, giró sobre sus talones dispuesto a romper aquella rutina de siempre, pero algo le impidió caminar, un chico, un chico más bajo que él, el cual lo miraba directo a los ojos, con la cabeza ladeada y una sonrisa la cual pensó, era hermosa. Todo aquel chico era hermoso, sus facciones delicadas, aquel cabello castaño que brillaba y esos ojos que lo miraban con cierta inocencia en ellos. Levantó su mano dispuesto a tocar aquel rostro tan hermoso, el chico cerró sus ojos como esperando el tacto del peli-negro. Pudo sentir como un ruido taladra a su cabeza haciéndolo apartar su mano justo antes de llegar incluso a rozar el rostro del chico y lentamente vio como todo aquello se desvanecía...
Abrió los ojos lentamente, sintiendo como la luz que entraba por la ventana parecía quemar su pupila. Estiró su brazo derecho hasta el buró que se encontraba a un lado de su cama para así apagar el molesto ruido del despertador, giro quedando acostado boca-arriba, mirando el techo blanco de su habitación y sintiendo esa frustración de todas las mañanas.
Se levantó en dirección al baño para tomar una ducha rápida y después salir de su casa en dirección al trabajo.
Al parecer aquel no iba a ser un buen día, se sentía más frustrado que de costumbre, aquella no era la primera vez que soñaba con aquel chico, llevaba prácticamente un mes soñando lo mismo noche tras noche y la verdad eso no le molestaba, al contrario, parecía todo el día ansiar que llegara de nuevo la hora de dormir, para así poder volver a ver a aquel chico del cual estúpidamente, según consideraba el propio Yesung, se había incluso llegado a enamorar. Comenzaba a creer que se estaba volviendo loco al "enamorarse" de una persona la cual su subconsciente había creado y que todas las noches aparecía en sus sueños.
Lo que en realidad le molestaba, era su maldita poca capacidad de controlar sus sueños, siempre era lo mismo, justo cuando estaba a punto de acariciar aquel rostro tan hermoso se despertaba sin poder lograrlo causándole un maldito mal humor que le duraba toda la mañana.
Salió de su departamento en dirección a la parada del autobús que debía tomar, el cual lo dejaba a unas cuadras de su lugar de trabajo. Al bajar del autobús comenzó a caminar en la misma dirección de siempre, la misma en la que caminaban todos.
No le gustaba para nada ese tramo que debía caminar ya que, por que no, le recordaba el maldito sueño de siempre. Pero aquel día había algo diferente, el mismo Yesung podía notar algo diferente en aquel ambiente. Detuvo su paso de un momento a otro, con temor giro hacia atrás, despacio, un poco aterrado por lo que pudiera ver, enfoco su vista y ahí estaba... El chico perfecto de sus sueños quien lo miró con los ojos muy abiertos para después inclinar su rostro y sonreír justo como en el sueño, lo cual a Yesung le provocó sonreír de igual manera.
Alzó su mano mano hacia el rostro de aquel chico, esperando el momento en que este se desvaneciera, lo cual no sucedió, el chico cerró sus ojos mientras sentía el tacto del más alto.
-eres tú - sonrió el pelinegro sonriendo dulcemente
- si, soy yo - respondió el más bajo, mirándolo a los ojos - te he estado buscando...
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Disculpen las faltas de ortografía
CREDITOS A MI AMIGA PAMELA ( YuuJeon )