Habían pasado dos días en los que intente relajarme pensando en otras cosas, jugando golf y concentrándome en mi música, nada de eso funcionó porque en mi mente aún seguían aquellos ojos oscuros diciéndome "No" con su dulce voz de por medio. Decidí hacer una pequeña fiesta en mi casa, solo con mis amigos más cercanos y con el pretexto de "es viernes y el cuerpo lo sabe" aunque en realidad era para invitarlas a venir.
Marque el número de la morena y en cuento dio el tercer repique ella contestó.
-¿Quién es?- preguntó.
-Niall, el chico de LiVe ¿te acuerdas?- pregunté rogando porque lo hiciera.
-Ah si, el rubio- dijo ya con más confianza- ¿A qué se debe tu llamada?- preguntó.
-Quería invitarlas a mi casa, ofreceré una fiesta esta tarde y se me ocurrió invitarlas- dije.
-Oh está bien, tienes suerte de que no tengamos planes- sonreí triunfante aunque ella no pudiera verme.
-¡Perfecto! Nos vemos aquí a las 7:30 y quiero que vengan TODAS- recalque la palabra Todas para que supiera que quería que no faltará ninguna.
-De acuerdo ahí estaremos- dicho esto tranco.
Invite a mis demás amigos, hice que mama fuera a jugar cartas con Anne la mama de mi mejor amigo Harry y que mi hermano Greg fuera a tener sexo esta noche con su prometida Denise, así que tenía la casa para mí solo.
A las 7:00 pm salí del baño ya arreglado y perfumado para recibir a los invitados, esta vez me había demorado más en dar una buena presentación de mí mismo y temía que fuera solo por qué ella vendría. La música estaba encendida, la barra llena de bebidas y bocadillos, en fin, todo bien ambientado.
Los invitados empezaron a llegar y junto a esos Harry y su "amiga" Georgia, sabía que no eran solo amigos.
-Buen ambiente amigo- me saludo con un abrazo- Ella es Georgia- le sonreí a la chica y ella me devolvió el gesto- Iremos a tomar algo- él me guiñó el ojo y yo entendí perfectamente.
-Si necesitan una cama la de mi madre está disponible- grite y él me saco el dedo del medio lo que causó risa en mí y en varios de los chicos.
El reloj daba las 8:40 y ellas no aparecían, estaba comenzando en tener una guerra mental en sí llamar a la chica o no hasta que vi como las tres se acercaban a mi.
-Perdón por la tardanza, el taxi no encontraba tu casa- me dijo Roani.
-Lo bueno es que ya están aquí- mire a Valentina y ella me devolvió la mirada- ¿Quieren tomar algo?- pregunté.
-Si, estoy exhausta de dar vueltas por al ciudad- dijo Genesis- un Vodka para mí- le pidió a Jack mi amigo que hoy sería el encargado del bar.
-¿Tú quieres algo?- le pregunte a Valentina.
-Ah yo... Si- sonreí y le pedí un vodka con granadina.
-Aquí tienes- se lo di junto con una sonrisa que ni yo mismo sé de dónde había salido.
Conversamos un rato de diferentes temas hasta que un ruido hizo que todos saliéramos a la piscina, Harry estaba en ella totalmente empapado mientras Georgia escupía fuego "literalmente" por la boca.
-¡Te odio imbécil! ¡Púdrete en el infierno!- dijo mientras le lanzaba algo a Harry y salía corriendo de la casa.
Ayudé a Harry a salir y le di una toalla. Las chicas se acercaron a nosotros dos alarmadas por la situación.
-¿Qué fue lo que paso?- pregunté a Harry.
-Le dije que no quería nada más de ella salvo unas noches de pasión y se puso histérica- explicó mientras se secaba su cabello- Maldita bruja, me hizo perder 3 horas en el baño arreglándome el cabello- junto a las chicas reímos.
-Mira Harry ellas son Valentina, Roani y Genesis- las señale una por una.
-Hola señoritas- les dijo en español y ellas fueron ruborizadas.
La noche paso y la mayoría estaba tirados en los muebles, el el piso y hasta unos en los baños dormíos. Valentina estaba sentada en una silla móvil que tenía mi madre en el jardín y yo aproveché en sentarme junto a ella y ayudarla a moverla.
-¿No tienes sueño?- le pregunte muy cerca de su oreja.
-No, no puedo dormir así- contestó ella sin verme.
-Yo tampoco, sé que me llevaré un gran regaño por parte de mis padres- la escuche reír por lo bajo- ¿Cuántos días estarán aquí en Londres?- pregunté.
-Tres semanas- contestó ella sin quitar su vista de la piscina.
-Y en esas tres semanas podría haber un espacio para que tú y yo salgamos ¿ah?- pregunté mirándola, la luz de la noche la hacía ver preciosa.
-Depende- se limitó a decir.
-¿Depende de que?- pregunté.
-Depende de qué lugar me llevarías si te dijera que si- esta vez me miró directo a los ojos.
-Dejame sorprenderte- sonreí al igual que ella- Entonces... ¿Está bien mañana?- pregunté.
-Mmm está bien, pero te advierto que si no me gusta la salida no te volveré a ver más- dijo con picardía.
-Entonces voy a esforzarme- sonrío.
Valentina se termino durmiendo en la silla móvil que podría convertirse en una "cama" móvil, no quise quedarme con ella aunque las ganas de quedarme a su lado eran inmensas, porque podría molestarle si amanecíamos juntos, así que coloque una de las camas de sol de mama al lado de donde se encontraba Valentina y me dormí.
-¡Niall James Horan Gallagher!- escuche el grito de mama y abrí los ojos lentamente, hice un mohín ya que tenía sueño aún- Levántate ya y saca a todas estas personas de mi casa- mama me jaló por la camiseta haciéndome caer al suelo.
-Mama- me queje- ¿No podías esperar a que despertara?- pregunté molesto y tapándome la cara con las manos para que el sol no me pegara.
-Niall- dijo adormilada Valentina desde la silla móvil- ¿Qué pasa?- preguntó inocente.
-¿Qué pasa?- preguntó mama irónicamente hacia ella- Pasa que está no es tu casa ni la de los demás vagos como para que duerman aquí- le contestó mama exaltándola un poco.
-Lo siento seño...- interrumpí sus disculpas.
-Todo fue culpa mía mama no de ella, no tienes porque tomarla contra ella- le dije a mama defendiendo a Valentina quien en realidad era una víctima.
-Sea como sea, la quiero fuera de mi casa a ella y a todos los demás- se volteó y se metió a la casa.
Mire a Valentina apenado mientras ella me miraba del mismo modo.
-Lo siento Niall- me dijo.
-No, no tienes porque, yo soy el que armo todo este desastre no tu- ella hizo una mueca y se levanto de la silla quedando frente a mi.
-Voy a despertar a las chicas para irnos- asentí.
-No creo que hoy podamos salir, de seguro me castigan- ella rió y de imprevisto beso mi mejilla haciéndome sonrojar.