Valentina abre los ojos de la misma forma que siempre: con un escalofrío recorriéndole la espalda.
Se incorpora dolorida mientras se va acostumbrando a la luz, mirando inquietamente a un lado y a otro, intentando descubrir algo.
Una gota de sudor fría se desliza por su rostro.
Reina un silencio sepulcral.
Que es roto por un portazo atronador.
Finalmente Valentina lo atisba en la oscuridad.
Ocho ojos rojos están observándola con furia, y sus patas peludas se acercan violentamente hacia ella.
Pronto llegan a inmovilizarla, por mucho que intente resistirse.
Sus afiladas extremidades van haciendo heridas en su ya cicatrizada y amoratada piel.
El rojo vuelve a teñir une vez más las sábanas y su ropa.Paralizada por la situación, con la vista borrosa por las lágrimas, en su cabeza resuenan los ecos de esa voz que tanto la intimida, y esas palabras que tan pequeña la hacen sentir.
Insignificante.
Débil
Inútul
TorpeLe es imposible reprimir un llanto ahogado. Siente como las arañas susurran esas palabras en su cabeza, repitiéndolas continuamente. Y el dolor que éstas producen, hacen que el de la araña gigante sea insignificante en comparación, pues los tonos morados de la piel se van, las heridas cicatrizan, pero el alma es más complicada de reparar.
Mientras la agrede, va tejiendo una tela en la que la va envolviendo.
Ella ve como teje, y sabe que pronto llegará a su cabeza, y ya ni habrá nada que hacer.Piensa en rendirse...pero en ese instante, una luciérnaga revolotea a su alrededor, sin mostrar miedo ante la situación.
Y Valentina se fija en esa luz, la sigue con la mirada...
Y ésta, acaba deslumbrándola.
• • •
Valentina despierta en su cama.
Pero esta vez, no siente escalofríos.
Esta vez, no suda.
Esta vez, no hay voces en su cabeza.
Esta vez, con convicción, extiende su brazo hasta llegar a la mesa donde está su móvil, y marca un número: 016Su "araña" nunca volvería a atormentarla.