Prólogo.

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El viento azotaba duramente las ramas inertes de los árboles, meciéndolas y haciéndolas crujir. Un hombre caminaba a paso apresurado con dirección a la sala mayor del aquelarre, con el frío calándole los huesos y el impermeable empapado por la lluvia otoñal.

Al llegar a la puerta saco su capucha debelando su cabello canoso casi por completo, para luego sacarse el abrigo y colgarlo haciendo que las gotas humedecieran la alfombra del recibidor. Se aproximo al pasillo del ala izquierda con ritmo lento, el sonido de sus zapatos contra el suelo se convirtió en lo único audible en el corredor.

Paro justo frente a la puerta de la sala, donde los directores de todos los aquelarres esperaban sentados en una mesa circular, al jefe mayor para dar comienzo a la reunión anual. Al girar el pomo y entrar se escucharon varios suspiros ahogados, Balthazar Belexer había llegado.

Aquelarre Salem BlairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora