Introducción

4 0 0
                                    


¿Cómo denominamos a aquel sentimiento? ¿Cómo se le puede llamar a las mariposas en el estómago? ¿Tiene un nombre definido? ¿Es realmente amor? Muchas preguntas que podrían detallar realmente lo que significa aquella sensación, el sentirse extasiado, excitado, emocionado por una persona. No lo había sentido hasta el momento, no había experimentado lo que muchos suelen llamar amor. Y es que el amor que uno siente por sus abuelos, padres o hermanos no es el mismo amor que puedes tener por cualquier otra persona ordinaria, con él estaba experimentando cosas que nunca había pensado hacer, su mirada, su sonrisa, su manera ser libre conmigo me hacían creer que pertenecía a su mundo. Él me hacía pensar que podría adaptarme a su entorno, que podía ser buena para él pero era algo ridículo, yo nunca sería buena para él, yo nunca podría ser lo que él necesitara, por todo esto sabía que yo no lo amaba, no podría amarlo si no daba de mi para envolverme con él en un nuevo mundo. Quería aprender a amarlo como él juraba amarme, me estaba esforzando pero realmente era difícil para mí. Esta no era yo realmente, si me debía definir podría decir que era de las personas que nadie conocía, nunca levantaba la mano en clase, solo tenía una amiga en todo el instituto y era igual de tímida o mucho peor que yo. Él y yo éramos dos mundos diferentes tratando de encontrarse, mientas yo era la chica a la que nadie notaba, él era el chico del que todos querían ser amigo. La pregunta aquí era, ¿Qué vio él en mí? No era una chica de cuerpo perfecto, tenía muchos kilos de más, una piel canela, casi del color de un bronceado mal hecho. Una sonrisa algo desigual, el cabello de color café oscuro tan descuidado como el de una muñeca vieja, la manera de vestirme era tan identificable, siempre con camisetas sueltas y anchas, abrigos grandes que disimularan mi peso, jeans gastados y las mismas zapatillas negras. Pero todo cambió un día, cuando lo vi por primera vez en 'Literatura Inglesa', él llevaba su camisa a cuadros abierta como siempre, debajo una camiseta con un dibujo basado en 'The Rolling Stones', jeans negros con las rodillas rasgadas y unas zapatillas de una marca que hasta ahora no logró recordar. Llego con quince minutos de retraso, el profesor ya había comenzado su clase y al ingresar se disculpó, dio como excusa que su hermano estaba en el hospital y que debido a aquello debía su tardanza. El único lugar libre era delante de mí, junto a un chico del cual desconocía el nombre, él camino por todo el pasillo entre las carpetas y se sentó, ignorando como todos, mi presencia. Pero luego de unos minutos, yo me encontraba tartamudeando, él había girado y al parecer estaba hablando, yo solo conseguía balbucear como una tonta - S-sí. – no sabía a qué estaba respondiendo, mi única amiga me golpeo ligeramente y luego le entrego un lápiz. Me había pedido un lápiz y yo me había quedado en shock, no sabía cómo reaccionar, Aly, quien le había dado el lápiz me susurro – No te has visto más tonta que yo, descuida – me alegraba de algún modo saber que no había sido tan tonta aunque no quitaba mucho la vergüenza que ahora estaba pasando. Y así fue, ese fue el primer día que lo vi, no supe su nombre, no tuve el valor ni para levantar la mirada en todas las clases que compartíamos, siempre lo veía en los pasillos, en menos de una semana se había vuelto el chico más popular del instituto, las chicas de clases superiores se detenían a mirarlo, pero yo solo no atinaba a mirarlo, ni de reojo. ¿Su nombre? Bryan, un chico de diecisiete años que había sido transferido. Según decían, su padre era un marino, su madre era una cocinera y su hermano sufría de una enfermedad. ¿Cómo se hizo popular? Simple, era atractivo, deportista, jugador de fútbol y había hecho recientemente un comercial para una marca de zapatillas deportivas. ¿Qué cosa era la que nadie sabía de él? Era bisexual. ¿Cómo lo supe? Lo vi, bajo las gradas del campo deportivo con un chico de dos grados mayor que nosotros. ¿Qué le gustaba? La música, tocaba la guitarra de una forma única, sus dedos rasgaban las cuerdas con una delicadeza tan especial. ¿Cómo lo sabía? Una vez lo encontré en el metro, él estaba sentado en el último asiento, tocando su guitarra, solo. Podía saber ahora muchas cosas de él, pero él nunca llegaría a saber mucho sobre mí. Aunque quizá él ya lo hacía, él ya sabía más que yo misma sobre mí. Oh cierto, lo olvidaba, mi nombre... Maren, mi nombre es Maren. 


*Los nombres han sido cambiados. 


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 07, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Traces in the SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora