1. ¿Detención?

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Editado.

Rin, rin, rin.

Ese era erritante sonido que me hizo despertar. Me levanté de mi cama con algo de pereza, fuí arrastrando mis pies al baño, al estar en éste comencé a hacer mi rutina diaria, me cepillé los dientes, me duche, al salir del baño me debati en que ponerme hasta que encontré lo perfecto para este día soleado.

Mi ropa consistía en una falda roja alta pero no vulgar, una camisa blanca por dentro y unos zapaticos rojos.

Cepille mi pelirrojo pelo reberde y me hice una coleta, al acabar bajé las escaleras encontrandome con mi desagradable hermano.

-Alex, ¿Acaso no piensas bañarte o algo? Tienes que ir a la escuela- Opino viendo que aún estaba en pijama.

-Relaja la raja hermana. Todavía es temprano- Le dá un mordisco a la manzana que llevaba en mano.

-No, no es temprano. Me tienes que llevar a la escuela- Suelta un bufido.

-¡Ahg!, Ok- Deja la manzana en la mesa, para luego pasar por mi lado y subir las escaleras hasta desaparecer de mi campo de visión.

**

Cuando decía que Alex tenia una hora “cambiandose” era porque tenía una hora que no daba señal de vida.

Suspiré pesandamente y comencé a caminar por todos lados de la sala, aquello era una costumbre que hacía cuando estaba inquieta.

-Ya vámonos, enana- Aparece el rey de Roma bajando las escaleras.

-No soy una enana. Una enana es una persona de muy baja estatura con...

-Si, como digas Mis "Perfección"- Ruedo los ojos.

-¿Y mamá?- pregunté.

-Que se yo- Ruedo los ojos nuevamente.

¿Haría algún daño rodar los ojos tan contastemente? Tendré que investigar sobre eso.

Distraídamente saco mi teléfono y veo la hora. ¡Dios, si que era tarde!

-¡Alex, ya es tarde!- Exclamé haciendo que este ruede los ojos.

Él comenzó a caminar hacía la salida, lo cual imite. Cuando ya estábamos afuera nos dirigimos a su auto.

-Bien- Mumuro Alex cuando ya nos encontrábamos dentro.

El camino hasta el instituto fue silencioso, además de la molesta radio de fondo con las canciones sin sentido que escuchaba Alex. Al llegar a la escuela cada uno tomó caminos diferentes.

Me dirigí hacía mi casillero y tomé todos los libros que necesitaba, al cerrar mi casillero y dar unos cuantos pasos, me impacto con algún cuerpo masculino, callendo al piso de inmdiato.

-Fíjate- Escuché una voz. Miré a quién choqué y era ni nadie más ni nadie menos que Max Coleman, el payaso de la escuela.

Ruedo los ojos.

¿Por qué Dios mio?

-Fue un accidente- Fastidiada me paré.

-Oh, excuseme Mis “Señorita perfección”- En su voz reinaba el sarcasmo.

-Disculpa, pero no tengo todo mi tiempo para gastar mi voz contigo. Ademas no estas en mi lista de personas que pueden hablar, así que, con permiso- Tal vez soné algo grosera, pero no me importada.

-Lo siento no sabía que la reina perfeccionista tenia un horario tan ocupado. Ah, ¿Y tambié tienes una lista de las personas que te pueden hablar?- Soltó una carcajada- Lo siento su majestad- Ruedo los ojos nuevamente.

DESTRUYENDO a La Señorita "Perfección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora