Capítulo 2

9 0 0
                                    

Louis

Llegando a mi casa, mi madre sacando varias maletas. En ese momento pensé "No otra vez". Ella al verme sabía lo que yo pensaba, así que sólo sonrió y me dijo que ya había empacado mis cosas, que teníamos otra vez que mudarnos. Al preguntar por mi padre, ella me dijo que estaba en el cuarto grande y que me esperaba ahí. Entonces sin dudarlo, porque ya estaba seguro para que me necesitaba mi padre. Cuando me encontraba frente a la puerta, toqué una vez y mi padre me dijo que podía entrar. Estaba el Señor Misnes amarrado a una silla de madera, golpeado y mi padre enfrente de él con una pistola junto a dos de sus guardaespaldas.

Cuando él giró a verme, sonrió y dijo que me acercará. Ya estaba acostumbrado a esto.

-¿Sabes que pasó esta vez, Louis? - me preguntó cuando ya estaba al lado de él. -Este hijo de perra contó sobre mí a unos amigos. Y no quiere decirme si también contó de que tengo una familia.

Mi padre siendo uno de los narcotraficantes menos buscados, ayudaba a que pudiera hacer sus negocios sin miedo, pero cuando descubría que alguien contaba de él, mi padre hacía lo posible por encontrarlo y matarlo. Y claro, mataba a las personas que se enteraban de él. Porque si conocías que mi papá era narcotraficante tenías que mantenerlo en secreto hasta tu tumba, así eran las cosas en esto. Por eso las autoridades no saben nada de lo que hace mi padre, él nos tiene muy guardados a mí y a mi madre, en especial de que ella está embarazada, porque si algún idiota se entera que mi padre tiene familia. Lo que harán para sacarle dinero y amenazarlo sería ir detrás de nosotros dos. Porque lo peor que pueden hacer en vez de matarte es destruirte y que tú veas como te destruyen y no poder hacer nada al respecto.

-Entonces, hijo. Véngate de él. - dijo extendiendo la pistola hacia mí.

Lo miré confundido, desde que tengo memoria he visto a mi padre matar a gente, pero él jamás me había pedido que yo matara a alguno, hasta el día de hoy.

-Louis, hazlo. Te doy mi permiso.

No dije nada, seguí viendo el arma pero yo sabía que no era capaz de matar a alguien.

-Louis. Es la última vez que lo pido. ¡Mata a este infeliz! -gritó, me agarró la mano y puso el arma en ella. -No seas marica y hazlo.

Me quedé unos segundos sin moverme, vi al señor enfrente mía y su mirada trasmitía aflicción y tristeza. Sobre todo arrepentimiento, mi padre lo miraba como un enemigo que debería morir mientras que yo como una persona más que cometió un error. Recordé la última vez que había sostenido un arma, apunto de apretar el gatillo y mi madre tocando la puerta y gritándome que le abriera. Me odiaba tanto que quería matarme, y a este señor, aunque lo odie mi padre simplemente no podía quitarle la vida.

-No puedo. -dije al fin. Él me miró con cierto odio y enojo. Luego miró al Señor Misnes que sangraba del labio y de la frente.

-Que irónico. -dijo mi padre con una risa sarcástica -. ¿Dices que no puedes matar a este que me defraudó porqué no eres capaz de asesinar a alguien?

Ni siquiera sabía si tenía que responder, pero sabía a que se refería y cuando él se quedó callado entonces tuve qué:

-No, no soy capaz de matarlo.

-Pero si eres capaz de matarte a ti mismo. -dijo, me quitó la pistola y sin siquiera dudarlo disparó hacia al hombre justo en la cabeza que murió al instante, sin un "no por favor", sin ningún grito -. Lárgate.

Salí de la habitación sin decirle adiós. Llevaba haciendo esto cientos de veces, llegar a casa, ver a mi mamá sacando maletas, subir donde mi padre a ver como mata a la persona que le falló y luego salir de la habitación sin despedirme. Sin siquiera saber si volvería a verlo, porque si mataba a alguien que tenía aliados, estos buscarían a mi padre también para vengarse. Entonces prácticamente todo esto es un ciclo en el cual no tengo idea de cuando vaya a terminar. Subí al auto con mi mamá, y este arrancó.

-Me pidió que lo matara. -hablé entre el silencio. Ella me miró sin expresión en su rostro.

-¿Y lo hiciste?

-No pude. - ella también puso esa mirada que mi padre hizo cuando le dije que no podía matar a alguien.

-¿CÓMO QUE NO? Tu padre estará muy enojado. Oh Dios. - iba a hablar pero ella me interrumpió -. Tienes que empezar a acostumbrarte.

-¿Piensas que haré eso de grande?

-Tienes que. -dijo y giró su vista hacia la ventana, dando a entender que la conversación había terminado.

Entonces yo también miré hacia la ventana, despidiéndome por milésima vez de mi casa. Y sentí un dolor en el pecho al pensar en mí haciendo lo que mi padre hace, jamás me ha preguntado que pienso sobre su empleo y sé que no lo hace porque no le importa que piense, nunca lo ha hecho. Cuando mi madre le contó que estuve a punto de suicidarme, lo tomó como broma y dijo que me daría más dinero cada mes si eso me hacía más feliz. Pero ni él ni mi madre me preguntaron el por qué quería matarme, y a este día no lo han hecho. Y creo que tampoco les importa, no les importaría si me voy de la casa y me emborracho, no les importaría si me drogo con el producto de mi padre, si me peleo con alguien en la calle, si voy a fiestas cada noche, si no estudio, si no tengo amigos, no les importa que sea infeliz, ni que me sienta sólo, mucho menos lo que yo quiero. Pero la única cosa, la única maldita cosa que sí les importa es si yo soy gay o no.

No tenía idea a donde iríamos a vivir ahora, y ni quise preguntarle a mi madre. Cuando comencé a ponerle atención al camino, sentía que ya lo conocía. Pasamos por el mismo centro comercial que ya había visitado una vez, luego venía una fábrica, y luego un montón de árboles. Íbamos a la casa de mi tía Jenny, la hermana menor de mi mamá, era la única de la familia de mi mamá que sabía lo de mi padre. Los demás creían que era un empresario importante que viaja mucho (aunque es la verdad que viaja pero no por ser empresario) y por eso no está mucho con nosotros. Hasta mi abuela llegó a creer que mi madre había engañado a mi padre con un vecino cuando se enteró que estaba embrazada. No se si ella se sintió ofendida porque si fue así, no lo demostró en ese momento. Cuando íbamos más cerca mi madre me habló:

-Tu tía me contó que tiene a un muchacho viviendo con ella, así que creo que tendrás que compartir habitación con él.

-Espera... ¿mi tía se está acostando con un joven? -pregunté desconcertado.

-¿Cómo crees Louis? -dijo ella sorprendida -. Le dio un lugar para quedarse, al pobre chico lo echaron de su casa.

Quise preguntar por qué, pero me imaginé que mi madre no sabía aún. Entonces me quedé callado en lo que faltaba de camino, bajamos nuestras maletas y mi tía nos llegó a recibir a la puerta. Estaba muy cambiada, no recordaba la última vez que la había visto. Habrá sido tal vez, hace tres o cuatro años.




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 02, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Suicide ModelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora