Sex & Gloria

4. Adiós Inocencia

Blue: holaaaaa :D estuve leyendo los comentarios y me llegaron al corazoncillo y fue modo: OH AÚN TIENEN FE EN MÍ *^*

Alfred: ya te gustaría xD

Blue: calla que ya te gustaría salir en este fic xD

Alfred: saldré de todos modos -3-

Blue: como se nota que Arthur te ha malcriado xDxD

Alfred: COMOOOOO?! ARTHUUUUUUR, BLUE ME HA LLAMADO NIÑO MIMADO TT^TT

Arthur: tranquilo, esta noche iremos a comprarte un nuevo cómic de los Vengadores/Avengers...

Alfred: y luego tendremos sexo salvaje? *^*

Arthur: *se sonroja* eso ya depende de tu comportamiento en la tienda

Alfred: jo...

Blue: *q* ←Cara a lo Erika Karisawa xD. Bueno, antes de proseguir, alguien me preguntó antes quién era Kevin...

Alfred: MOLOSSIA, MI BRO *^*

Blue: eso xD Kevin es un nombre que se le ha dado a Molossia, es un tío guay... Creo que es el verdadero hermano de Lovino, son casi iguales de personalidad o.o

Arthur: VENGA YA, CONTINÚA LA HISTORIA

Blue: A ESO VOY RUBIO!!!

—¿El corazón? —preguntó Luciano al americano. Allen miró a otro lado tratando de no cruzarse de nuevo con la mirada del joven italiano, ¿tan estúpido había sonado? Luciano, sin embargo, quería saber sus razones, pues Allen había conseguido despertar su curiosidad.

—Nada, olvida eso.

—Pues ahora me lo cuentas. —insistió mostrando un poco de ansiedad.

—No.

—Anda ya Allen, sé bueno y obedece. —le dijo Luciano haciendo un puchero. El americano siguió evitando su mirada.

—Es sólo que...

—Suéltalo.

—Pues resulta que cuando estábamos haciéndolo te noté diferente, como si estuvieras muy necesitado de cariño... sólo era una sensación. —Luciano se sorprendió un poco por esa respuesta y le dio un suave beso en la mejilla y Allen se sonrojó un poco con aquella reacción.

—Todos los humanos necesitamos algo de amor de vez en cuando.

—Yo no creo en el amor, ya te lo dije.

—Bueno, pues yo sí. —Allen no pudo evitar ponerse más rojo, ¿acaso eso podría haber sido una declaración? Porque sería la primera vez.

—La otra vez me preguntaste si yo estaba enamorado, ahora me toca preguntártelo a ti —dijo colocándose encima de él, dejando al italiano sin salida—. ¿Estás enamorado, Luciano?

—No. —negó tratando de sonar lo más convincente posible, e hizo efecto en Allen.

—Ya veo. —dijo Allen levantándose de la cama. Luciano enarcó una ceja al ver que se iba.

—¿Adónde vas?

—A fumar un poco. —el italiano se alzó.