Capítulo 27

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-Recruits-

-¿Y, qué hay de química?

Tragó lentamente sin levantar la mirada.

Sabía ya lo que le esperaba. Sólo que había creído que tendría más tiempo para posponerlo.

-Me recuperaré el próximo mes- murmuró debilmente dejando los cubiertos a un lado.

Una sonrisa siniestra ocupando el rostro de su padre antes de ser reemplazada por un gesto de molestia.

-Eres una decepción, ¡un desperdicio! Levántate.

El joven negó levemente sintiendo un escalofrío recorrerle la columna vertebral.

-Papá..

-¡Que te levantes!- se colocó de pie acercándose al menor y tomandolo por la camisa para alzarlo.

El rubio obedeció rápidamente conociendo lo que venía después. Ya podía sentir el frío calarle los huesos, el miedo inundar su corazón y la oscuridad rodearle la mente.

¿De qué serviría intenar pelear? Ya no lo hacía.

Patético.

Diecisiete años y aún no puede defenderse o pelear.

No había nada que hacer al respecto.

Apenas cerró la puerta del sótano y encendió la luz, le dio una patada en la espalda a su hijo que lo hizo rodar por los escalones y retorcerse del dolor.

-Eres inútil, un estorbo.

Lo arrastró hasta el congelador. Ese enorme viejo y sucio congelador en el que lo metía muchas noches, lo encerraba para que nadie pudiera escuchar sus gritos de ayuda. A veces duraba horas ahí. Las paredes interiores estaban llenas de marcas que el menor hacía en un intento desesperado de abrir y obtener más oxígeno. Le aterraba ese pequeño espacio. Ahora que había crecido era peor.

-Papá, papá, por favor, no- rogó en llanto.

El hombre le soltó un golpe en la mejilla ordenandole callar.

Una vez cerrada la puerta y aseguradas las cadenas ya no había nada que hacer más que esperar. Esperar a que su padre volviera recordando que es su hijo y un ser humano. Volviendo a sacarlo de ese agujero negro.

Pero la claustrofobia no conoce la palabra tiempo. Y no pudo esperar.

××

Los oídos de Derek se agudizaron al escuchar unos gritos horribles pidiendo por ayuda. Pero los perdió antes de acercarse lo suficiente.

Se percato de estar en la entrada del cementerio. Nunca había estado ahí antes, la noche estaba haciendose presente y debía volver para hablar con Stiles. Pero decidió dar un pequeño recorrido.

Pronto pudo escuchar un ligero llanto y reconoció al dueño de éste como el chico que rogaba ayuda antes.

Estaba apoyado contra una tumba, llorando sobre ella. Su rostro lleno de lágrimas y sus manos llenas de sangre.

Se acercó a él sin hacer ruido.

En la lápida podía leerse las palabras Lahey y madre.

-¿Estás bien?

El joven se giró hacia el con los ojos bien abiertos y la respiración agitada. Su pómulo derecho tenía una pequeña cortada y estaba roja. Su labio inferior partido y un tono morado en la orilla de su ojo izquierdo.

-Oye.. ¿quién te hizo esto?- trató de tocarlo pero el chico retrocedió rápidamente. -Tranquilo, no quiero hacerte daño- levanto las manos en señal de paz.

Viviendo con Alphas -Sterek-Ziam-Larry EDITANDO-en PausaWhere stories live. Discover now