Por siempre...

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Hace un tiempo atrás, cuando el mar no tenía resplandor o reflejo alguno, cuando las noches eran desoladas y frías porque la luna no tenía acompañante, y la brisa no transmitía más que el solitario silbido de la nada, ya que no había un caluroso y sonoro canto de alguna ave que le llenará de amor a su aire.. Todo esto sucedía por un simple razón, aunque de una manera compleja se podía dar a entender, si no se le daba la importancia adecuada sólo sería un detalle más, pero; ¿cuál era el detalle?, más que un detalle, un vacío, una forma de rompecabezas que estaba incompleto a falta de algo; es decir, a la luna le faltaban las estrellas.
Una noche como cualquier otra, estando el cielo igual de oscuro y la luna igual de sola, se puso a meditar e imaginar y sacó la conclusión de que jamás encontraría a su pareja ideal o algo que la complementara, así paso el tiempo, aquel que se extendía poco a poco, pero un día algo comenzó a cambiar... En una pequeña parte del cielo apareció una luz brillante, algo hermosa y delicada al mismo tiempo; la luna al observar semejante belleza, se cautivó, se hipnotizo, se enamoró, en ese preciso momento supo que había encontrado aquello que buscaba, su mitad. Puede sonar extraño decir "mitad", pues sus formas eran totalmente distintas y no encajaban de ninguna manera, pero aunque así fuese, la luna estaba dispuesta a comprender la forma abstracta que poseía esa bella luz a la cual llamo, "estrella", esa maravillosa, encantadora y especial luz que le causaba tanta felicidad con tan sólo observarla de lejos.
Las noches transcurrían y su amigo el tiempo hizo que el amor hacia la estrella aumentara, hasta que en un buen momento la luna fue a pedirle un consejo al mar, fue allí cuando entendió que no importaba la distancia, las diferencias, los impedimentos, pues las palabras sabias de un viejo consejero lo habían inundado, así como el agua cubre la tierra y el amor estaba arropando a la luna; la frase que el mar proporciono fue:

"Nunca dejes ir algo que amas, no por egoísmo, hazlo porque amor sólo hay uno, y aunque muchos digan que no, he visto tanto desvanecerse y reconstruirse que ya nada me sorprende, se sabe que es amor sólo cuando uno logra tomar la forma del otro y juntos construyen pero no destruyen".

- la luna sólo accedió a responder: ¿no hay manera de escoger cuando quiero tener un amor?.

- a lo que el mar contesto: el amor no se escoge, el te escoge.

Una vez que la luna volvió a su punto decidió que haría lo posible por estar junto a la estrella, pero algo ocurrió, cuando este miro a su alrededor observo que habían muchas estrellas, miles, millones, millardos tal vez, pero sólo buscaba a una, y aunque muchas tomarán la misma forma y su misma luz, nunca serían igual.
Noche tras noches la misma luna buscaba a su adorada estrella, y aunque tuviese muchas para escoger, el sólo quería a una, sólo esa que hacía que se iluminará su estadía en el cielo y reflejara su brillo y su felicidad en las estables y profundas aguas del mar, aquel mar que era testigo de la soledad que sufría la luna al no estar acompañado de su estrella, pero en todo había una duda, un pequeño detalle olvidado en el entorno, ¿que quería la estrella?...
Está también había acudido por un consejo al viejo y sabio mar, ¿por que?, simple:

¿Porque has venido a mi? - pregunto el mar.

A lo que la estrella accedió a responder:
He venido por uno de tus consejos; alguien tan omnisciente como usted debe saberlo todo.

Tu brillo es la respuesta a la pregunta que aún no me has planteado - le explico.

La estrella le contó que había conocido a su otra mitad un poco dispareja, pero no sabía como expresar tanto pues no se parecían ni en una décima parte y estaban en distancias lejanas... Entonces el mar accedió a dejarle como respuesta:
"Alejate, no le expliques nada, nunca ha existido suficiente tiempo para perder en el amor, ni el concreto para aclarar en cuanto se puede amar"
Fue ahí cuando la estrella decidió apartarse, sin embargo, se dice que el amor verdadero siempre se encuentra, no importa cuanto los separen, volverán al mismo lugar.
Por su parte la idea de la separación propuesta por el mar era un obstáculo ficticio, ese que se puede superar al lado de su otra mitad.
La estrella volvió junto a la luna, pues nunca se separaron del todo, como consecuencia de esto, la luna se renueva, lo hace para volver a nacer al lado de su luz, y la estrella por su parte siempre lo acompaña desde ese entonces, por eso cuando la luna está en plena faceta de nacimiento se observa aquel brillo tan perfecto, hermoso encantador y único, es aquella estrella junto a la luna formando un siempre, demostrando que el cielo es más majestuoso, pero sólo si se está con el contrapunto ideal.

El resplandor iluminado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora