Decidí escribirlo

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Al verlo supe de la perfección de sus sentidos, su corazón evidentemente era transparente, la profundidad de su azul era incandescente; esa calidez transmitía seguridad. Su mirada tierna e inocente penetraban en mi, lograban darle vuelo a mi imaginación, era como establecer una conversación en clave morse de miradas, y mientras esta era compartida, sabia entonces, que mi sonrisa en ese momento era capaz de hablar cualquier idioma, y que de un salto me perdía en él espacio, y los rayos de energía cósmica saturaban todo mi ser.
La Luna siempre encontraría la manera de guiarme hasta él, pues hasta las estrellas cómplices de mis secretos, conspiraban casi al alba a su favor, formando juntas 9 letras que gritaban su nombre hace mil años luz, cuando yo, todavía no era más que polvo espacial, o cometario para esclarecer.
Mis sentidos recobraron la conciencia, tenía que aprovechar cada segundo que pasase junto a él, y aunque la timidez se apoderaba de mi, en el fondo, mi corazón quería que le susurrase al mundo que para mi, era Él; lo mucho que me importaba y lo extraña que me sentía cuando lejos de mi se encontraba. Pacte entonces con la Luna y decidimos dejar a la vida mover piezas y jugar cartas que yacían bajo su manga, y si aún esta y el destino decidían juntarnos de nuevo; entendería que mi futuro se compone en 20 letras, a las que resumo en 2... Él.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2015 ⏰

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Un seudónimo y una cartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora