IV

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Las tinieblas recorre mis piernas y poco a poco va subiendo hasta afixiarme, me somete y trata de ahorcarme, pero no puede matarme, porque sólo yo puedo morir por mis propias manos, sólo yo soy quien le da permiso de tocarme y sólo yo soy quien las ha llamado para no sentir lo inmeso que puede llegar a ser el abismo de la soledad y su amarga compañía de tentaciones, pecados con distintas formas, pero al final de cuentas todas quieren lo mismo, la mutilación de mi ser.

Textos de Ocasión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora