Miedo

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Era la noche más fría y oscura de todo el invierno, Holly estaba sola en casa y no podía creer lo que pasaba, llevaba tiempo oyendo ruidos extraños por toda la casa, siempre pensó que era normal, ya que, es una casa antigua, pero esa noche no eran solo ruidos, eran pisadas, golpes, gritos... ¿Cómo es posible? se preguntaba, vivía a las afueras de la ciudad y era muy extraño que se escucharan cosas de ese tipo teniendo solo un par de vecinos, los cuales eran ancianos incapaces de moverse por los huesos tan frágiles que tenían.

Aquella noche, Holly decidió pasar de los extraños ruidos que no dejaba de oír, y llamó a una amiga para pasar la noche juntas, aprovechándose de que sus padres no estaban cogieron un montón de películas de miedo, de aquellas que su madre le advertía no ver nunca. Cuando la película acabó, estaban muy asustadas asique pensaron que lo mejor era que durmiesen juntas, se pusieron el pijama y se acomodaron de forma que las dos se sintieran protegidas. Las dos amigas parecían dormir tranquilamente, hasta las tres de la madrugada, hora que ninguna olvidará jamás.

A las tres de la madrugada las dos comenzaron a presenciar cosas que no eran muy normales, los ruidos continuaban durante todo el tiempo, pero a eso se le fueron añadieron ciertas cosas que hicieron sentir miedo a Holly y a Lily, que así se llamaba, estaban inquietas, el miedo era algo que ninguna desearía sentir, y menos en esas horas de la noche, la oscuridad, el frío y todo lo de sus alrededores, no dejaban que ambas se relajaran.

A las tres y media, pisadas que parecían las de un hombre grueso y a las cuatro, gritos que por su agudeza parecían ser los de una mujer joven. Estas cosas, además de asustar a Holly, también le hacían pensar de donde podrían provenir estos extraños sucesos, así que a pesar del miedo que llevaba en el cuerpo decidió darse una vuelta por los sitios más solitarios de toda la casa, empezó por el sótano.

Una vez ahí, observó todas las cosas con mucho detalle, a ver si encontraba algo que la tranquilizase lo suficiente como para poder dormir y continuar viviendo en esa antigua casa sin sentirse aterrorizada. Era muy tarde, y Holly no era capaz de ver nada con claridad, pero siguió allí siendo fuerte, hasta que notó que algo o alguien le rozaba el brazo, entonces gritó como si le fuera la vida en ello y echó a correr tanto que tropezó antes de llegar a la puerta que se situaba al final de las escaleras, y esta se cerró justo en frente suyo.

Holly estaba más asustada que al principio, en su cabeza no hacía más que pensar en las estúpidas películas de miedo que se arrepentía de haber visto, en los extraños ruidos de la casa, en que algo o alguien allí le habían tocado el brazo y sobre todo en que no podía abrir la puerta tras la caída, estaba atrapada.

Holly chillaba, lloraba y hacía todo lo posible para que su amiga, la cual estaba inquieta en el piso de arriba esperando a que volviera, la oyese, pero nada funcionaba. No podía creer lo que estaba pasando, ya no sabía si lo que había escuchado y sentido era real, era la primera vez que se quedaba sola en casa y es posible que el miedo a la soledad le hubiera hecho ponerse paranoica, pero puede que tampoco fuera eso, a pesar del nerviosismo, se durmió por el cansancio. Lily por el contrario, se sentía atemorizada, no podía aguantar más tiempo ahí, así que, aunque sabía que su amiga estaba abajo, decidió irse a su casa lo más rápido que pudo, aun sin coger sus cosas esta quiso dejarle una nota a Holly para cuando volviera.

Al despertar Holly vio que la puerta estaba entre abierta, ¿otra vez estaba loca, su amiga había decidido ayudarla, o existía alguien en la casa?, salió de allí y buscó a Lily, la cual no estaba por ninguna parte, aunque si sus cosas, Holly volvía a estar inquieta, tanto que no se percató de la nota que su amiga le había dejado encima de la encimera de la cocina. Sus padres no regresarían hasta la mañana siguiente, y ella no aguantaba más la situación por la que estaba pasando.

Estuvo más de dos horas frente a la puerta esperando algún tipo de ayuda, pero nada ni nadie aparecían y se le notaba cansada, muy pálida y desorientada. A los pocos minutos empezó a escuchar ruidos y más ruidos, pero ella ya no sabía si eran reales o simplemente eran imaginaciones de su cabeza, se levantó, andaba como si se fuese a desplomar al suelo en ese mismo momento, y es que así fue, Holly no tenía más fuerzas para seguir aguantando aquello y le dio un ataque del que no sobrevivió.

Dos horas después, el teléfono no dejaba de sonar, su amiga llamaba y nadie le contestaba, pero no dijo nada, otra vez sentía miedo, y decidió alejarse de aquello que estuviera pasando con Holly.

Los padres de la muchacha volvieron a las doce de la mañana siguiente, otra hora que no olvidaran nunca, puesto que su hija había aparecido muerta de un ataque al corazón, sin saber el qué se lo había causado. Estos lloraron durante días su muerte, y es que era muy joven para que ocurriera semejante tragedia, y vivieron con el arrepentimiento de haber dejado a su pequeña sola durante tanto tiempo.

SolaWhere stories live. Discover now