-Andy, _______, levántense. Ya nos vamos. -Dijo Amy abriendo la puerta de golpe, provocando que Andy y yo despertáramos exaltados.Con un poco de pereza, me cubrí con la sábana que estaba en la cama, dejando a Andy sin qué cubrirse. Me levanté y caminé al baño para darme una ducha.
Abrí la llave del agua caliente y me puse debajo de ella, dejando que recorriera cada parte de mi cuerpo desnudo.
Cuando terminé, fui de nuevo al cuarto, Andy se estaba vistiendo.
-Que hermosa te ves. -Dijo Andy con una mirada de pervertido.
-Ya sé. -Dije seductora y dejé caer la toalla que llevaba al rededor del cuerpo.
Andy me examinaba de arriba a bajo, mientras mordía su labio inferior.
Se acercó lentamente a mí, poniendo sus manos en mi trasero y llevando sus labios a mi cuello.-¡Andy! Bajen a desayunar. -Amy abrió la puerta.
Andy se paró frente a mí, tratando de cubrir mi cuerpo.
-Oh... Perdón. -Inmediatamente se dio la vuelta y se fue.
Andy y yo reímos de nervios y decidí ir a vestirme. Tomé unos shorts negros, una blusa holgada de manga larga gris y mis converse negras.
Bajamos las escaleras para ir al comedor, donde se encontraba Chris y Lia desayunando.
-¡Hey! Por fin bajan... Necesito hablar con ustedes. -Dijo Chris.
-Ah... Claro. -Andy frunció el ceño.
-¡Amy, lleva a la niña a la cocina! -Gritó.
Amy apareció unos segundos después y se llevó a Lia.
-Escuchen... Esto es algo... Incómodo. -Dijo. -Les voy a pedir de la manera más cortés, que cuando tengan sexo salvaje, procuren no hacer ruido, o al menos no tanto. Lia estaba durmiendo y Amy y yo los escuchábamos desde la cocina.
Andy y yo nos volteamos a ver con los ojos más que abiertos.
Sentía mucha vergüenza, no quería ni voltear a ver los ojos del padre de Andy.-L... Lo sentimos. -Dijo Andy.
-Bastante... -Continué.
Un silencio incómodo se presentó durante unos segundos hasta que Chris habló de nuevo.
-¿Y qué tanto hacían? Digo, se escuchaba como si golpearan la pared.
-¡Papá! -Se quejó Andy.
Los tres reímos y terminamos de desayunar. Para después ir a las montañas de las cuales hablaba tanto Amy.
[...]
-Mierda... Ya... Ya no puedo... -Dijo Andy con el corazón a punto de salir de su pecho.
-Pero si ya llegamos, aparte fue muy poco lo que escalamos. -Le dije a él.
-¿Muy poco? ¡Caminamos casi dos kilómetros!
-No exageres Biersack, ni siquiera fue un maldito kilómetro.
-Muy bien, aquí almorzaremos. _______, ayúdame a acomodar todo. -Me dijo Amy.
Le ayudé a acomodar una pequeña manta en el suelo y a sacar la comida que había preparado.
A lo lejos vi a Andy y a Lia corriendo, Andy la cargaba y ella reía.
-¿Quieres jugar? -Me dijo Lia.
-Ah... Claro. -Sonreí.
-Tú eres... -Lia.
-¿Qué? -Pregunté confundida.