Llegue a un punto de mi vida donde existían pocas opciones, en realidad no quedaban mas que dos para ser exactos, mantener mi cabeza fría y pensar en una forma de salir de esto o dejarme llevar por las voces en mi cabeza y cometer una locura que seguramente no me llevaría a nada bueno.
En este punto seguramente te estarás preguntando ¿De que demonios habla este tipo? en realidad esa es una buena pregunta, pues bien te voy a contar lo que quieres saber, pero para eso tenemos que volver atrás dos años, cuando comenzó todo esto, pues veras yo tenía 23 años en aquel lejano año, o al menos lejano para mi, ya había acabado mi carrera de psicología y estaba comenzando a trabajar en una escuela privada, en ese tipo de escuelas se gana bien, no le cobraba honorarios a los padres pero la escuela me pagaba una buena cantidad de dinero por mis servicios a pesar de que había muchas ocasiones en las que no tenia absolutamente nada que hacer, en esos tiempos libres me dedica a algunos proyectos de libros que tenia pendientes, ninguno llego a publicarse y bueno, siendo honestos lo hacia únicamente como un hobbie para que no me fuera tan pesado el vivir en este mundo de mierda.
Mi trabajo era sencillo, apoyas con mis conocimientos y habilidades psicológicas a los niños con problemas, era común ver a niños que no recibían la atención de sus padres como debía ser, otros que se dedicaban simplemente a hacerle la vida miserable a los demás y por supuesto, las victimas de estos jovencillos eran los problemas mas comunes, era muy extraño el caso que era diferente a estos, quizás uno de cada 50, mi primer año fue bastante sencillo, adquiría además bastantes conocimientos que me funcionaban para ayudar a los pacientes futuros.
Sin embargo fue hace mas o menos un año cuando me llego un caso muy excepcional, el niño que comenzó a hacer miserable mi existencia, a veces pienso que ni siquiera era un niño, ni siquiera podía ser humano ese ser tan miserable y tan perturbado.
Este niño llego a mi oficina como cualquier otro, acompañado de su profesor, el decía que siempre había sido un alumno promedio, con calificaciones de entre 7 y 9 en todas las materias, a pesar de que era bastante inteligente, sin embargo jamás había sido malo con sus demás compañeros ni tampoco había incumplido jamás con ningún tarea, este niño tenia apenas 11 años, no podía conocer mas de la vida que cualquier otro joven de esa edad y en esa escuela, sus padres habían salido de viaje por unas semanas y se quedaba a cargo del el una niñera que según los mismos padres de familia (ya que era bastante conocida por trabajar con varios niños) era una de las mejores en su trabajo, pero bueno, no creo que sea tan necesario indagar mas en la vida personal del niño ya que en pocas palabras era la vida que muchísimos de mis pacientes quisieran tener, sin embargo el problema fue que de la nada el niño comenzó a ser retraído, grosero, agresivo e incluso lego a golpear a uno de sus compañeros de clase con una fuerza tan grande que el pobre quedo con un buen moretón por ello, fueron esas las razones por las cuales ese niño entro aquel día a mi oficina, ese fue el día 0 por así decirlo, el día que lamento haber estudiado psicología, o el haber comenzado a trabajar en esa maldita institución llena de personas que se reían contigo y a tus espaldas te deseaban hasta la misma muerte, ese maldito día en que todo en la vida comenzó a ir mal, por fuerzas que quizás no logro comprender o que solamente se encuentren en mi maldita cabeza.
Ese día simplemente hablamos de el, de como era su relación con sus padres y de como era con sus compañeros de clase, quería estar seguro de que no fuera simplemente un problema de falta de atención o que estuviera habiendo problemas en su casa o con sus amigos, sin embargo parecía ser que todo estaba correcto en su vida, de momento no podía dar una causa certera a los problemas que el estaba presentando.
Así fueron varias sesiones en las que investigaba pero sin embargo no lograba encontrar nada que pareciera ser el origen de dicho comportamiento.