No nos conocemos,pero te imagino.Bueno,lo intento.Has cogido el libro antes de instalarte cómodamente,tal vez en la butaca del salón o en tu dormitorio,sobre la cama o en tu escritorio.Vas a empezar este libro.
Si te interesa la ortografía,piensas:es extraño escribir <<querida Theo>>,porque normalmente Theo es nombre de chico.Y si la ortografía te da igual,y estás en tu derecho,se te puede ocurrir:¿quién es ese Theo(o bien esa Theo) del que me van a hablar y al que no tengo especiales ganas de conocer?¿Otro(u otra) que me va a contar sus aventuras o sus problemas?
En este punto,te hago una llamada de atención,porque no soy Theo. En absoluto.Me llamo Lea,evidentemente soy una chica,cosa que,en realidad,no tiene importancia,y te voy a contar la historia de Theo. O más bien,mi vida con Theo.
Allá va,empiezo por el principio,por mi encuentro con Theo. Ocurrió cuando yo tenía nueve años.
Yo era una niña perfectamente normal,con unos padres que se habían separado cuando yo era muy pequeña.Vivía con mi madre,que se había vuelto a casar con Jean-Michel. Tengo un hermano,bueno,un medio hermano,Victor,Que no tiene nada que ver con Theo.También tengo un padre,como todo el mundo,que se ocupa de mí algunos fines de semana.Cuando pienso en ello.no me sorprende que mis padres lleven mucho tiempo divorciados:incluso me pregunto cómo pudieron vivir juntos varios años,por lo diferentes que son.Antes de presentarte a Theo,no me queda más remedio que hablarte de ellos.
Mi madre es tranquila y le gusta llevar un vida muy ordenada,tan ordenada como los cajones de su cómodo.Es dulce y amable,no tiene muchos cambios de humor,casi nunca se enfada.Sin embargo,cuando está contenta,tampoco se le nota mucho.
Mi padre es todo lo contrario.Es un caos. No solamente en su piso,en el que nunca se encuentra nada,sino también en su vida.Es arquitecto,tiene doscientas ideas por minuto,deja pequeños dibujos por todas partes y no encuentra el café cuando lo necesita(cosa terrible,porque toma mucho).Espera a la víspera de las vacaciones para decidir adónde vamos a ir juntos.Y si alguna vez me pongo enferma un fin de semana en su casa,corre a pedir auxilio por que no sabe qué hacer.Una vez,llegó a confundir el jarabe para la tos con el de dolor de tripa,así que...
Contado así,parece que mi padre es un desastre,pero,en realidad,no es nada de eso:es amable,gracioso,gasta bromas y,en general,nos reímos mucho juntos.Después del divorcio,empezó a tener montones de amigas:yo las veía algunas veces,o él me hablaba de ellas,pero no tuve tiempo de conocerlas realmente porque nunca se quedaban mucho tiempo en casa.Llegué a la conclusión de que a la mayoría de las mujeres no les gusta el desorden.
No seas impaciente:ahora llego a Theo.
Un año,a principios de septiembre,fui a pasar dos días con mi padre.Aparezco el viernes por la tarde,llamo a la puerta,llamo a la puerta,nadie viene,espero.Y luego de repente,se abre la puerta de par en par,pero no veo a nadie.Entro,y allí,de pie en la cocina,hay una señora a la que no conozco,envuelta en una toalla de baño.Su pelo negro y rizado está empapado y le chorrea por los hombros.Parece que acaba de salir de la ducha.No dice nada,me da espalda,hace un café(ha debido encontrarlo).Me quedo ahí plantada,con la boca abierta.¿Me habré equivocado de piso? Claro que no:la mesa de la cocina está ahí,y la luz neón encima del fregadero parpadea como de costumbre,porque mi padre sigue si tener tiempo de arreglarla.
Dejo mi bolsa,me siento bastante intimidada,no sé lo que hay que decir y,sobre todo,tengo ganas de marcharme para no pasar un minuto más en esta casa si mi padre no está.
La señora hace aspavientos que hacen que se le resbale un poco la toalla,y silba una musiquilla que no conozco.Descubro que silba especialmente bien.Luego se vuelve como un huracán llevando la taza de café en la mano,me mira de abajo a arriba y me dice con voz cantarina:
-Hola,Lea.Yo soys Theo.
Pero¿de dónde ha salido ésta?¿Y qué forma de hablar es ésa?Entonces,busco el tono más amable que encuentro y pregunto de mal humor:
-¿Dónde está mi padre?
-Ahorrrra viene.
Me siento en la silla de la cocina y espero sin decir nada.La señora,bueno,Theo,tiene una forma rara de pronunciar las erres:parece una tórtola haciendo gorgoritos o alguien muy acatarrado que tiene miedo de estornudar en mal momento.La miro de reojo.Tiene la piel dorada,ha debido de pasar las vacaciones al sol.El pelo se le ha empezado a secar y parece cada vez más rizado.También tiene unos ojos que sonríen solo,con numerosas arruguitas por todas partes que demuestran que Theo no tiene veinte años,ni siquiera veinticinco,como Béatrice,la amiga de mi padre la primavera pasada.Es más bien alta,más bien delgada,y lo primero que pienso al mirarla es que es todo lo contrario a mi madre,que es bajita y rubia.
Al cabo de cinco minutos de observación,me digo que es de mala educación espiarla así,sin decir nada.Mi padre podría reprochármelo,pero la verdad es que me cuesta echarle imaginación:¿qué puede,una chica como yo,decir a una desconocida a la que encuentra medio desnuda en la cocina de su padre?
Mi padre regresó media hora después.Lanzó su cartera en la entrada.Como la cartera estaba mal carrada,la mayoría de los dibujos acabaron en la moqueta.Me dió un beso y me dijo:
-Veo que ya os habéis conocido.
¡Realmente fue increíble!Las presentaciones no deben ser su fuerte.Por suerte,Theo nos dejo para vestirse.La taza de café se quedó sobre la mesa:después de todo,quizá existan mujeres a las que les gusta el desorden...
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Querida Theo.
Short StoryLea es hija de padres separados.Su madre tiene una pareja estable;su padre cambia con frecuencia,hasta el día en que aparece Theo. Ella es diferente,no le hace mil preguntas ni le compra chucherías.Le relata,en cambio,los mitos griegos y la historia...