Aquella felicidad duró varios años.No podía creerlo: mi padre estaba tan contento!Nunca le había visto así.
Todos los años volvimos a Isthmania.La última vez,Vassili sólo se quedó unos días:prefirió hacer un viaje con Jennifer,su novia inglesa.
Pero a mí me daba igual. ¡Conocía tan bien todos los rincones! Y además había crecido:podía pasear sola y conocía las rocas de la cala mejor que el fondo de la piscina municipal.Mi único temor era que mi padre se separara de Theo.Un día se me ocurrió una idea.Pregunté a Theo:
-¿No te gustaría tener un hijo con papá?
Como siempre,Theo se echó a reír.
¡Soy demasiado mayor!
A mí no me parecía mayor en absoluto.
-Y además,yo tengo a Vassili,y tu padre te tiene a ti.Todo está bien, ¿no?
Está bien,pero inseguro,quizá.
Mi desconfianza estaba justificada.La catástrofe acabó llegando.
Había crecido,pero continuaba pasando un fin de semana de cada dos en casa de mi padre y Theo.Un viernes por la noche,no había nadie cuando llegué.Pero como tenía llave,entré.
Inmediatamente comprendí que algo no estaba bien.El salón estaba desordenado como de costumbre y había vasos sucios en la mesa.Acerqué la nariz,olían a whisky.Mala señal:a mi padre no le gusta demasiado el whisky,excepto cuando está muy furioso.
Según él,le calma.
Solté mis cosas y entré en el cuarto de baño para lavarme las manos.Parecía un auténtico campo de batalla:era como si hubieran vaciado el armario en el suelo.Pensé que habían entrado en el piso a robar y tuve miedo.Sin embargo,¿qué tipo de ladrón no se lleva el ordenador,la televisión,la cadena de música y la cámara de fotos digital,que yacía en la entrada en la entrada desde la vuelta de vacaciones?
Me senté en la cocina sin saber muy bien qué hacer.En ese momento,sonó el teléfono y puedo asegurarte que me llevé un buen susto.Era mi padre.
Me dijo que le esperara,que llegaría tarde y que pidiera una pizza si tenía hambre.Si necesitaba dinero,podía encontrarlo en el cajón de la cocina,al lado de los tenedores.
Esperé mucho rato,pero no tenía hambre.Mi padre volvió a las diez y media de la noche y enseguida me di cuenta que las cosas no iban bien.Como mi padre está furioso,la cara se le pone muy blanca.Dicen que,en general,cuando una persona está furiosa se le pone la cara roja,pero él pierde el color.
Yo me había quedado medio dormida en el sillón.Mi padre tiró su cartera en la entrada y la mayoría de sus dibujos se desperdigaron por la moqueta.
-¿Dónde está Theo?¿Ha tenido un accidente?
La cara de mi padre estaba tan blanca que me asusté.Pensé:<<Ya sé,Theo ha tenido un accidente y está muerta>>.
Me levanté y quise abrazar muy fuerte a mi padre,para consolarle y para tener menos miedo.Pero entonces,me rechazó.
-Escucha,Lea,déjame en paz,¿quieres?
Me eché a llorar mientras mi padre buscaba café,que había desaparecido.Estaba tan alterado que rompió dos platos en menos de cinco minutos.
Yo sollozaba en el salón.
-¡Vamos,Lea,deja de llorar!¡Ya no tienes cinco años!
Todo aquello era demasiado injusto y yo no entendía nada.
Un poco más tarde,mi padre vino a verme a la habitación.Creo que hubiera querido disculparse,pero no lo consiguió.Yo sabía perfectamente que seguía furioso,y también alterado.
-Escucha,Lea,Theo y yo hemos terminado.
Me quedé silenciosa durante un breve instante.
-¿Teminado,cómo?
-¡Terminado,terminado!No seas boba.Theo se ha ido y no regresará.Y después de lo que ha hecho,¡no la volveré a ver jamás!
-Pero,¿qué ha hecho?
-¡Eso no te importa!
Otra vez estaba furioso.Quise insistir un poco más porque me sentía muy desgraciada.
-Bueno,de acuerdo,os habéis peleado,pero yo...
Habría hecho mejor callándome.Mi padre solamente dijo:
-¡Tú tampoco volverás a verla jamás!Además,es muy sencillo,¡te lo prohíbo!
Creí que la furia se le pasaría.Entonces fui a acostarme confiando que todo iría a mejor a la mañana siguiente.
Estaba equivocada.No hubo nada que hacer ni al día siguiente,ni la semana siguiente.Así es mi padre:un verdadero encanto,pero muy obstinado.
Theo había salido de mi vida como había entrad:como una ráfaga de viento.
Si te cuento que nunca llegué a recuperarme del todo,vas a pensar que soy una exagerada.En realidad,es lo que me dijo todo el mundo.¿Por qué llorar la marcha de una madrastra?Después de todo,no era como si mi madre hubiera muerto,por ejemplo.
Es verdad,pero eso no cambia nada.Jamás supe por qué mi padre y Theo se habían separado.Jamás supe si Theo se había portado mal,porque mi padre se negó a hablar de ello.Sin embargo,tengo mis sospechas,y me inclino a pensar que la responsabilidad fue de los dos.
Yo estaba en la edad en la que se piensa demasiado en uno mismo.Y estaba inconsolable.La prohibición de mi padre me hizo vivir un infierno.Hubiera querido morirme o,al menos,por lo menos ponerme enferma para que se ocuparan de mí.Al principio pensé que Theo me escribiría a mi casa,pero no lo hizo.Entonces comprendí que eso estaba también prohibido.Estuve a punto de empezar a odiar a mi padre.
La llegada de Theo había sido un regalo de los dioses.Su marcha,un golpe del diablo.
Cuánto tiempo tuve para reflexionar...Pasé por momentos de esperanza.Quise creer que todo se arreglaría de un día u otro.Esperé a Navidad,pero Theo no envió ninguna tarjeta de felicitación.Esperé a mi cumpleaños,pero Theo no mandó ningún regalo para mí.
Entonces fingí que me resignaban.Oficialmente,Theo estaba olvidada,pertenecía al pasado.Pensaba en ella a diario,pero jamás lo conté,ni siquiera a mi madre,a la que le hubiera gustado mucho recuperar a su pequeña Lea,siempre tan alegre.
Cuando empecé tercero,elegí Griego.Por Theo,por Ulises y por Alejandro.
Mis padres lo permitieron.
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Querida Theo.
Short StoryLea es hija de padres separados.Su madre tiene una pareja estable;su padre cambia con frecuencia,hasta el día en que aparece Theo. Ella es diferente,no le hace mil preguntas ni le compra chucherías.Le relata,en cambio,los mitos griegos y la historia...