-Jaque mate- Dijo tranquilamente cuando movió con sus dedos la pieza de ajedrez que le proporcionaría su victoria.
Es tan sencillo contar la vida de un escritor, novelista, algún famoso, vecino u otra persona pero no es sencillo contar la vida de uno mismo ni lo que nos ha pasado, al menos yo creo eso.
-¡Vamos kriz! -Respondí con fastidio fingido- Al menos finge perder para poder ganarte aunque sea una vez -Entrecerré los ojos- aunque sea mentira -Indignada me acurruque en el asiento viendo molesta el tablero de ajedrez que tenía enfrente mío.
- Si hiciera eso sería una victoria vacía y sin esfuerzo - Dirigió su vista hacia mi sonriendo dulcemente, estaba acariciando mi cabeza, por obvias razones no pude evitar que mis mejillas adquirieran un color rosado.
-No hagas eso -Lo mire ofendida, él me observo sin entender- Así me es difícil enojarme contigo -Le susurre molesta.
-Pero yo no quiere que estés molesta conmigo, Dalia -Me pidió kriz con un tono de tristeza en su voz, claramente no pude evitar sentirme mal.
Kriz Nightray, mi mejor amigo de la infancia, a sus dieciocho años de edad es el chico que toda mujer anhelaría, no solo porque es bueno en los juegos de ajedrez sino porque es la persona más dulce, amable, tranquila e inteligente que he conocido en esta vida, también porque es la persona soñada, aquel príncipe azul que deseamos. Sus ojos azules que parecieran que te podrías perder entre las aguas misteriosas del profundo del océano o que pudieras volar por los suaves y cálidos cielos. Su voz, que con tan solo unas palabras nos transmite paz y tranquilidad, su cabello negro, rizado y rebelde lo lleva amarrado en una coleta baja que es corta, a decir verdad, le sienta de maravilla a su pálida piel.
-No es justo -Cruzo mis brazos fingiendo estar molesta- Es imposible enojarse contigo
- Hay veces en que la vida no es justa Dalia -Me sigue sonriendo, sabe perfectamente que mientras tenga esa sonrisa en su rostro es intocable- Ni menos en un juego de ajedrez -Me dijo riendo levemente.
Dalia Omi, tengo dieciséis años, mi cabello castaño oscuro rebelde me llega hasta el final de la espalda, mis ojos son de un color verde oscuro, que al parecer llama la atención de todos según Kriz. No soy buena como él en los juegos de ajedrez, no como en los juegos de cartas, en eso he de admitir que no hay nadie quien pueda ganarme aunque eso es solo una afición pero nada más, no soy tranquila ni mucho menos dulce como muestra mi apariencia aunque kriz siempre dice que yo le transmito un aire de paz para él, aun no estoy segura de eso, pienso que solo esta bromeando conmigo. Visto unos vaqueros negros al igual que las zapatillas, una blusa de encaje blanca de manga larga que cubre hasta los dedos y una diadema blanca.
-Lo que digas, "señor ganador por cuarta vez en el torneo nacional de ajedrez" -Dije mostrando una sonrisa burlona, odia que le recuerde que aun nadie le puede ganar en su juego favorito, mejor dicho odia que no haya nadie que sea lo suficientemente bueno para un juego tan importante.
Eso... -Iba a reclamarme pero se mantuvo en silencio por unos segundos, no paso mucho tiempo cuando apareció en sus labios una sonrisa maliciosa y me miro fijamente, esto me traía mala espina- Eso no se vale, señorita arruina sorpresas.
-Auch, tuche, me vuelves a ganar -Solté una fuerte carcajada, es verdad hace dos meses fue el cumpleaños de su hermano menor Vincent, he de admitir que por idiota le envié un mensaje invitándolo a su propia fiesta sorpresa, que idiota me sentí aquel día, la sorpresa se había ido al carajo.
Ambos empezamos a reír a carcajada, ignorando el hecho de que nos encontrábamos en un hospital.
Hace dos meses aproximadamente, kriz se había desmayado, tanto su hermano Vincent y yo nos preocupamos, queríamos llevarlo a un hospital pero por desgracia él se negó a ir. Pero eso no fue lo único, hace cerca de un mes empezó a toser con más frecuencia, sinceramente cada día se ponía peor. Después de dos semanas kriz empezó a toser sangre, esta vez sí que estábamos preocupados, su salud empezó a decaer cada vez más, se ponía más débil, más delgado y más pálido de lo habitual. Aunque él decía que estaba bien Vincent y yo no le pudimos creer. Así que hace una semana tuvimos que llevarlo al hospital en contra de su voluntad donde lo internaron al hacerle unos exámenes que por los cuales no me acuerdo de sus nombres... Tuberculosis así se llama su enfermedad y desde eso día Vincent y yo no hemos sabido mas, por lo viso kriz les pidió guardar silencio y lo consiguió... no hemos sabido mas, ni siquiera de su tratamiento.
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Fugaz
Teen Fiction. . ¿Qué tan cruel es el destino con aquellos que no lo merecen? . . -No hagas eso –Lo mire ofendida, él me observo sin entender- Así me es difícil enojarme contigo –Le susurré molesta. -Pero yo no quiere que estés molesta conmigo, Dalia -Me pid...