Killua lo vio. Su cuerpo se sentó por completo, su respiración se entre corto, sus ojos se ensancharon lo más que podían. Quedo estático. Congelado. Con una mirada que delataba devoción y un sonrojo que abría puertas a todas las suposiciones. Pero no le importo. En lo absoluto. Porque delante de su persona se encontraba el único ser humano tan tonto para ser su amigo; Gon Freecss.
Pero ese ya no era aquel mocoso de doce años que deseaba encontrar a su padre. No, el muchacho de casi dieciséis años que estaba parado ahí solo conservaba el mismo pelo en punta, quizás un poco mas largo, y la usual y siempre característica sonrisa. Pero nada más. El atuendo verde había sido despojado por una remera blanca de mangas cortas, pantalones largos azules y zapatillas bajas negras. Su anatomía también había cambiado, en sus brazos ahora adornaban músculos trabajados y su espalda está un poco más ancha. ¿Quien iba a pensar que ese era Gon?
-¡Killua!- Un sonoro grito, que ahuyento a las gaviotas que estaban descansando en el muelle y que sacó a el albino de sus pensamientos. El llamado provenía del cazador, quien al notar la presencia de Zoldyck comenzó a correr hacia el.
Había pasado un año desde la última vez que se vieron.
Gon abrazo con fuerza a su compañero, sin tomarle importancia al hecho de que estaban en el puerto con gente que avanzaba y salía de los barcos. No, le parecían detalles. Había extrañado a Killua horrores, como nunca había lo había hecho, así que cuando él le había comentado que estaría en una isla vecina Gon no lo dudo un instante. Necesitaba verlo. Y más sabiendo que tenían un "asunto" pendiente.
-¡Gon, idiota!- Chilló la pobre víctima, tratando de zafarse del agarre.
-¡Pero, Killua, te extrañe!- Declaró, aunque era más que obvio, y aunque el albino lo sabía, no pudo no sonrojarse. Su rostro pálido se tornó escarlata.
- Lo sé, Gon...-Suspiro, derrotado, no podría nunca contra esto que sentía.-Yo también te extrañe, tonto.
El pelinegro no sintió ni la mas mínima pizca de culpa cuando su pecho se infló de felicidad. Felicidad porque Killua lo había anhelado tanto como él lo había hecho. Felicidad porque "eso" aun no se había extinguido.
-Vayamos al hotel. Tu viaje en barco fue agotador, ¿no?- Y así comenzó Gon a relatarle sus últimas travesías, sus entrenamientos, sus encuentros con viejos amigos y demás.
Una vez en el cuarto de hotel, el joven cazador dejó sus cosas aun lado de la cama y se tiró en esta. Estaba harto. Sus sentimientos le hacían una especie de cuerda alrededor del cuello, que le apretaba y que lo dejaba sin aire. Necesitaba hablar, necesita expresarse, necesita liberarse, necesitaba, necesitaba.....No estaba seguro de que necesitaba. No lo tenía claro. Porque, obviamente, era la primera vez que le sucedía.
Pero nunca, ni un solo momento, dejo de pensar en las palabras que Killua le había dicho un año atrás, cuando se vieron por casualidad en un pequeño pueblo: "Yo, Gon....etto...¡Maldición! Te amo, ¿Bien? Maldito idiota." Luego de eso, el albino se marchó. Quizás a Gon le tomó mucho tiempo, pero realmente necesitaba meditarlo. Entender. Porque nunca había sentido amor. No sabía si era doloroso, si era dulce o agridulce. No tenía ni la menor idea, pero jamás el miedo a lo desconocido lo había parado, así que continuo.
¿Quien era el que velaba por él y sufría más que cualquiera cuando salía lastimado? Killua.
¿Quien el que nunca lo dejaría de lado? Killua.
¿Quien era el que intentará protegerlo cuando él no pueda desenvolverse solo? Killua.
¿Quien lo seguía a todas partes, hasta al mismísimo fin del mundo? Killua.
Y luego de tantos análisis, Gon había tenido el primer pensamiento egoísta en su vida. Quería a Killua. No solo como amigos o novios, lo quería de todas las formas y con todas las relaciones posibles.
El sonido de la puerta abriéndose, hizo desvanecer todas esas ideas. Levantó el cuello para encontrar dos ojos azules mirándolo.
-Traje algo del comedor del hotel, no había mucho para elegir así que...- Se detuvo, apretó la bolsa que traía contra su pecho y un poco sonrojado continuo- ¿Por qué sonríes?
El pelinegro de un salto se puso de pie y comenzó a caminar. Cuando llegó frente a su amigo, su estómago dio un vuelco y las palmas de sus manos estaban bañadas en transpiración. Pero no, no se detendría. Tenía que decirlo. Porque Gon tenía el presentimiento de que no habría una segunda oportunidad.
-Killua..-
Inmediatamente el entendió. Su solo nombre, dicho de aquella manera, con tanto sentimiento y pasión, lo hizo comprender. Solo Gon era capaz de hacer que aquel nombre sonara tan especial, tan intenso y, totalmente, increíble. Y solo basto.
-¿Aun soy importante para ti?- Zoldyck por micro segundos lo miró fijamente, para asentir energéticamente y fruncir el ceño.
- ¿Hay algún cerebro ahí dentro? ¡Por Supuesto! ¡Siempre seras importante!-
Sonrisas se tejieron en el rostro de ambos. Se miraron por algo más que una eternidad, con un destello feroz en sus ojos. Y, como era de esperarse, Killua tomó la delantera, soltó la bolsa, dejándola caer a un costado, y aprisiono la cintura de Gon sus brazos. El color comenzó a adornar las mejillas, tanto las morenas como las pálidas.
-¿Puedo besarte, Gon?- El ofrecimiento no fue negado.
Sus rostros se acercaron, sus narices comenzaron a rozarse y, finalmente, los labios de uno reclamaron los del otro. Un beso, una caricia vergonzosa, pequeña e íntima.Claro, por ser la primera.
Pero no la última. No habrá nunca una última.
Se separaron, se vieron y comenzaron a reír. La cara que poseían no era para menos. Toda roja y por poco salía humo.
No era necesario un "te amo". Vayan a donde vayan lo sabían, sabían que el otro le correspondía. Y, también sabían que, vayan a donde vayan siempre serían amigos. Sin importar que. Los mejores amigos en el mundo. Y ahora, los mejores amantes.
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Donde quiera que estemos, siempre seremos lo que somos. (Gon x Killua)
Romance• Corazones conectados atreves de un lazo invisible para los ojos, pero indestructible para el alma • Por casualidad, se encuentran en un pueblo y Killua explota, admitiendo sus sentimientos y dejándolos expuestos ante su amigo. Según el, gran erro...