JeongHan
Con veinte años y una larga cabellera plateada, JeongHan tenía todo lo que podía querer. Estudiaba en una buena universidad, tenía una familia que lo amaba, compartía un departamento con su hermano que era su mejor amigo y tenía un grupo cercano de amigos que lo apoyaban, aparte de eso, no podía quejarse, su trabajo a medio tiempo le hacía feliz y le daba mucho dinero.
Estaba limpiando una mesa mientras tarareaba, mientras escuchaba de fondo la discusión ridícula entre SeungKwan y JiHoon. Esos dos siempre se peleaban, generalmente porque SeungKwan era muy impulsivo y, el más bajo, era todo lo contrario. Calculador y metódico. En esos momentos discutían sobre lo derrochador que era el menor de todos. SeokMin se reía cerca de donde JeongHan estaba. Todos sabían que a SeokMin le gustaba SeungKwan, pero no lo decía por todos los años de amistad que llevaban todos juntos; de cualquier forma, nadie se daría cuenta detrás de la enorme sonrisa que siempre llevaba aquel muchacho.
— Si sigues así, Chwe HanSol jamás se fijará en ti. —
«Ah, sí». También estaba el Factor Vernon, SeungKwan llevaba casi un año flechado por aquel chico americano que había llegado a Corea del Sur el año pasado, así que SeokMin no planeaba meterse en el romance platónico que tenía el maknae del grupo con el bonito niño americano. Pero JeongHan prefería mil veces a su amigo antes que a cualquier extraño, así que decidió meter un granito de arena en la conversación.
— ¿No es que Chan está en la misma clase de natación que él? — Preguntó JeongHan.
SeungKwan suspiró profundamente, no quería meterse en esa clase porque le daba vergüenza, pero lo haría si pudiera. JiHoon sonrió maliciosamente. SeokMin se puso serio por un instante, cuando JiHoon se reía, nada bueno podía ocurrir; pero un segundo más tarde volvió a reírse.
— Cierto, él me estaba diciendo que, aparte de que nada muy bien, al parecer, tiene novio.
— ¡¿Qué?! — SeungKwan chilló.
JiHoon soltó una risita mientras acomodaba unas sillas.
— Sí, ha dicho que le viene a buscar en un coche costoso negro, que es muuuy alto y que tiene la apariencia de un súper modelo. Él es más grande. No saben como se llama, pero parece que HanSol-ah corre deprisa cada vez que lo ve. —
SeungKwan enterró su cabeza entre sus brazos, chillando por lo bajo. JiHoon daba miedo, mucho miedo. JeongHan sabía que había que tener cuidado con el carácter feo de su mejor amigo. Palmeó la espalda de SeungKwan antes de correr a la puerta, donde la campana había tintineado, debía atender al cliente que había entrado a su café musical.
— ¡Bienvenido a Mansae Café! — Exclamó alegremente, haciendo una reverencia.
Cuando levantó la cabeza casi se queda congelado con la boca abierta; había un muchacho muy, muy guapo parado frente a él. Tendría su misma altura, pero tenía una mirada dulce y los ojos pesados por notorias ojeras, aún así, se le hizo lindo como un panda bebé. El chico ladeó la cabeza, apretando los labios y JeongHan pensó que no se encontraba realmente bien.
— ¿Te sientes bien? — Preguntó, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja, acercándose al muchacho.
JiHoon corrió hacia ellos.
— ¿Tú eres el muchacho extranjero que comenzaría a trabajar hoy aquí? — Preguntó el chico bajo con su correctísimo inglés.
El muchacho asintió y su extraño gesto desapareció, para convertirse en una suave sonrisa. JeongHan pensó que tal vez no había entendido su coreano atropellado, así que rio nerviosamente antes de alejarse hasta donde se encontraba SeungKwan, observando a las distancia como los dos hablaban amenamente. JiHoon se iba dirigiendo hacia ellos, trayendo al muchacho novato con él.
Ambos se pararon frente al pequeño grupo de los delantales rosados.
— Este es Joshua Hong, viene de Los Ángeles. Trabajará con nosotros desde hoy; habla coreano, pero deberemos hablar lento y sin dialectos hasta que se acostumbre. — Dijo el chico bajito, todos asintieron.
SeungKwan parecía haberse recuperado maravillosamente y pronto estaba rondando alrededor del muchacho nuevo, acribillándolo con preguntas, acompañado de SeokMin; ambos hacían gestos exagerados como si estuviesen hablando con alguien estúpido. Si a Joshua le molestaba o no eso, no lo dijo, sólo se dedicó a sonreír y a responder preguntas con una pequeña sonrisa que le llegaba a los ojos. JeongHan sólo estaba escuchado, sentando en la misma mesa.
Descubrió que Joshua tenía veinte años, que su nombre coreano era JiSoo y que cumplía años el 30 de Diciembre y que su dulce favorito eran los chocolates Trix. Que tocaba la guitarra y que le gustaban las cosas japonesas; y que no, SeokMin, no le gustaban los hotdogs ni tenía complejo de Super Man.
Esa semana él sólo observaría y ayudaría con las mesas, hasta adaptarse, luego comenzaría a trabajar normalmente como ellos. Su trabajo era como el de los meseros normales, sólo que allí, al ser un café musical, si un cliente les pedía una canción ellos tenían que cantarles. Además, cada noche uno de ellos tenía una hora en el escenario, donde cantaban para todos un popurri de canciones. Era un trabajo sencillo y les pagaban realmente bien.
Él no tenía necesidad de trabajar, pero sabía que este trabajo ayudaba un montón a JiHoon, quién tenía que mantener a su hermano y a él por sí sólo; y que SeokMin podría pagar su universidad con el dinero que ahorraba, también sabía que aunque SeungKwan lo ocultara todo detrás de su actitud histrionica, él ayudaba a pagar las deudas de sus padres con su trabajo. Así que cuando podía, hacía las cosas más pesadas por sus amigos, debido a que él no tenía mayor responsabilidad que estudiar. Trabajaban desde las ocho hasta las doce y media, luego de eso, siempre les dejaban comer algo allí, ese era su momento de relax.
Se fue a ayudar a Joshua con los pedidos, debido a que el muchacho parecía de verdad mezclado con las adolescentes pidiendo un montón de cosas entre gritos juveniles, así que ató su cabello y con una sonrisa anotó cada uno de los pedidos de forma maestral. Joshua parecía bastante agradecido y avergonzado mientras cobraba los pedidos tímidamente.
Al final de la jornada laboral, todos se sentaron en la orilla de la vereda del local, a tomar unas bebidas frías. Los cinco muchachos estaban hablando sobre las cosas que le habían parecido buenas o malas dentro del trabajo y al final, terminaron hablando de todo su día.
JiHoon comentó su preocupación acerca de su hermano, Chan se había perdido a comienzo de la semana y le había encontrado con un grupo de muchachos más grandes; el chico dijo que parecían amables, pero que su hermano jamás le había hablado de ellos antes. JeongHan pensó que MinKi, su hermano, jamás se había preocupado así por él, aunque claro, él tampoco le daba razones para preocuparlo. Él siempre fue un muchacho tranquilo, el problemático era MinKi.
— ¿Por qué no los invitas aquí? SeungKwan tiene un buen ojo con las personas, seguro que les saca la ficha. — Propuso JeongHan.
Joshua asintió tomando silenciosamente su bebida, parecía estarles entendiendo y acoplándose a lo que sería parte de su rutina. JeongHan acomodó su cabello y le dedicó una sonrisa al muchacho extranjero.
El gerente le había pedido a JeongHan, quién tenía el mejor caracter de todos, que al día siguiente acompañara a Joshua en sus actividades, y que le explicara las canciones que usualmente los clientes pedían, porque rara vez solían venir clientes que no sean rutinarios. Así que JeongHan, quien conocía muy bien a sus clientes, le ayudaría a Joshua a encontrar sus propios espectadores.
De alguna forma, JeongHan se sentía curioso por la voz que escondería aquel chico misterioso.
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La fórmula.
FanfictionNo hay ninguna fórmula que sea capaz de retratar la receta para la felicidad, la respuesta - la mayor parte del tiempo - es más sencilla de lo que parece. Aún así, hay personas que se esmeran en buscar en el lugar equivocado, intentando racionalizar...