2. Septiembre

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Observo el oscuro cielo, con la luna en lo más alto, tapada por unas nubes, mientras la fría brisa hace mover las hojas caídas. La ropa mojada por la reciente lluvia se pega a mi cuerpo, calándome hasta los huesos y muriendo de frío, notando en mi estomago que la hemorragia no se detenía.

Hace menos de cuatro minutos una daga atravesó mi estómago, tiñendo mi camisa de rojo. El hombre que me atacó, me dijo, mientras me apoyaba en la pared, tosiendo sangre:

-Samuel, te creía más fuerte. Me has defraudado.- su tono hizo cabrearme e intentar atacarlo, sin pensar en la herida, pero un fuerte dolor hizo detenerme y caer al suelo- No intentes nada, a menos que quieras morir ahora. Esta daga lleva veneno en su filo. Si quieres vivir, aunque sean unos minutos más, no me movería de ahí. Es un veneno mortal que se expande con una rapidez espeluznante. ¿Maravilloso, no?- empezó a reírse, y yo no podía hacer nada por callarle esa bocaza que tenía.

Siento el suelo frío debajo de mí, notando que la sangre seguía saliendo, y el veneno quemaba todo mi cuerpo. Me siento como puedo, juntando mi espalda contra la pared. El hombre se agacha, y me levanta la cabeza para mirarle.

-Se acabó el juego. Dime dónde se encuentra la muchacha.- negué con las fuerzas que me quedaban.

-Nunca. No permitiré que la toques.- dije, casi sin voz y empecé a toser de nuevo. El sabor a hierro de la sangre estaba presente en mi boca.- Nos vos en el infierno, Jonathan.

Me miró sorprendido por saber su nombre, y su risa comenzó de nuevo. Se levantó, dejándome ahí sentado, y se alejó de mi con tranquilidad, como si no hubiera matado a su mejor amigo.

-Eso será dentro de mucho tiempo, Samuel.- dijo, y desapareció entre la niebla.

Ahora, estoy solo, con un charco de sangre debajo de mí, observando mi última noche de Septiembre con vida.

Con las pocas energías que me quedan, alargo la mano hacia mi bolsillo, sacando una foto de una mujer rubia, con sus ojos marrones y su vestido de volantes. Su sonrisa adorna toda la foto, con los cerezos en flor a su alrededor.

-Vive, Adela. Vive por ti, y por mí. No dejes que Jonathan te atrape.- cerré los ojos, rendidos por el esfuerzo, y noté mi mano chocar contra mi pierna, agarrando con fuerza la foto.

Una luz cegadora se hizo presente, entonces supe que estaba muerto. No me importó realmente, ya que lo último que vi, fue tu sonrisa.


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¡Hola Amores!

Esta historia la inventé en un examen (si, lo sé. Una historia así, en un examen -3-). Me pidieron que escribiera una historia que tuviera algo relacionado con Septiembre, y, no se, se me ocurrió así, de repente.

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Besos azules :D


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⏰ Última actualización: Mar 18, 2016 ⏰

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