¿Por qué?

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-¿Por qué?- susurró

-No podemos estar juntos, eso es todo...-

-No te creo nada, sabes que nos amamos...-

-No es asi, yo... ya no te amo...-

Lágrimas empezaron a bajar por su rostro -No me importa, porque con mi amor será suficiente para ambos...-

-Pero yo no quiero tu amor...- murmuró...-además ya es tarde, y lo elegí a él...-

Así fue nuestra última conversación, me alejé de ti porque sabía que si volvía a ver tus ojos azules me perdería en ellos y me aferraría a tu esencia, a tu cuerpo, mis ojos derramaron lágrimas amargas y corrí, quería alejarme de todo... -¡Atsushi!- gritabas... pero no quise voltear, porque si lo hacía y volvía a ti, te perdería y no habría podido soportarlo.

Me tiré en mi cama, abracé mi almohada tratando de olvidar tu rostro, tus labios, tus besos, todas esas noches que pasamos juntos, los momentos en que nos entregamos al amor sin que nada más nos importara... -En chan...- susurré -Perdóname...- lloré y lloré, las lágrimas no cedían, solo quería morir, no quería seguir viviendo sin que tú estuvieras a mi lado, pero ahora todo eso parecía imposible... ¿en qué momento pasó esto?

Flashback

-¡No puedes obligarme! ¡Yo amo a En más que a mi vida! ¿Por qué no lo entiendes?- gritaba Atsushi desesperado

-¡Porque es un don nadie, un bueno para nada, y además ya te comprometí con el hijo de mi socio, si no lo haces, no solo perderemos nuestra fortuna, sino seremos el hazmerreir de toda la sociedad!- gritaba furioso su padre, uno de los empresarios más importantes de la ciudad.

-¡El dinero no me importa! ¿Por qué mejor no te casas tú con él si tanto te importa eso?-

Una bofeteda cayó al peliazul, lo tumbó en el suelo, su mejilla ardía, comenzaron a salir lágrimas de sus hermosos ojos marrón...

-Deja de decir estupideces... Además sino lo haces yo mismo me encargaré de desaparecer a tu noviecito... así que o te alejas de él por las buenas o nunca más lo volverás a ver, ¿entendiste?- salió por la puerta azotándola.

-¡Te odio!- gritaba y sollozaba

Fin del flashback

Atsushi estaba comprometido con Kusatsu Kinshiro, hijo de uno de los amigos de su padre, era un jóven de piel blanca y cabello plateado, nunca lo había tratado, y ahora de un día para otro estaba comprometido con él...

Noche tras noche lloraba amargamente, el celular no dejaba de sonar, recibía mensajes a toda hora de ti, nunca los contesté, no tendría fuerza para resistirme a tu voz y no salir corriendo a tus brazos... Los días pasaron y simplemente dejaste de insisitir, supuse que te habías olvidado de mi, eso era lo mejor, así por lo menos se me haría un poco más liviana la culpa que sentía en mi corazón...

Todo estaba preparado, se supone que el día de tu boda debe de ser el más feliz de tu vida... entonces ¿por qué mis ojos habían perdido su brillo? ¿Por qué simplemente no podía sonreír? Estaba a solas en uno de los cuartos de la iglesia, la ceremonia estaba a punto de empezar... Trataba de ser fuerte, de que mis lágrimas no salieran brotando, Kinshiro no tenía la culpa de nada... él al igual que yo estaba enamorado de otra persona, y nuestros padres se empeñaron en separarnos con la misma amenaza.

-¿At chan?- escuché una voz detrás de mí, era Yumoto, mi pequeño, era casi como un hijo para mi y En chan... -ya está todo listo... te están esperando...- su voz sonaba triste y tenía un aire melancólico, me preguntó muchas veces porque hacía esto si yo amaba a Yufuin, que él y yo éramos almas gemelas... "-Algún día cuando crezcas entenderás muchas cosas Yumoto kun..."- esa era siempre mi respuesta

-Ya voy...- respondí - en un momento salgo...-

La hora había llegado, miré mi reflejo en el espejo... -Daría mi vida por ti y lo sabes... espero que algún día me perdones En chan... Adiós para siempre...- me dije a mi mismo y salí para cumplir lo que le había dicho a mi padre y así mantenerte a salvo mi amor.

Todos estaban ahi, mis padres y los padres de Kinshiro, mis amigos Ryuu, Io y Yumoto, quienes nunca entendieron el porqué hacía esto, pero que se quedaron a mi lado a pesar de todo, frente al altar estaba Kinshiro, vestía un traje blanco, tenía una sonrisa disimulada y trataba de no llorar por la situación, caminé y me coloqué junto a él...

-Muy bien, comencemos con la ceremonia...- dijo el padre

No entendía ninguna de las palabras que decían, mi ser no estaba ahí en ese momento, podía recordar cada una de las cosas que habíamos vivido... nuestro primer beso, la primera vez que me entregué en cuerpo y alma a ti, los abrazos, las caricias, todo el amor que sentíamos el uno por el otro...

Sentí un coquilleo en mi cuerpo, sentí que me desmayaría en cualquier momento...

-Ahora digan sus votos por favor...-

-Yo Kusatsu Kinshiro, te acepto a ti Kinugawa Atsushi, para amarte, respetarte todos los días de mi vida, prometo serte fiel, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe....- me colocaste el anillo...

-Ahora tu Atsushi...-

No podía articular palabra alguna, mi cuerpo estaba congelado...

-Yo... Atsushi Kinuwaga...- mi voz temblaba - te acepto a ti...- "-¡no puedes! ¡no puedes!- me repetía en mi mente -Estas palabras solo deberías decirselas a la persona que realmente amas-" -...te... te acepto a ti...- no podía más, mis lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos, todo se estaba empezando a tornar borroso...

-¡Atsushi!-

Esa voz... la reconocería en cualquier parte...

-¿En chan?-

Volteé y estabas parado justo en la puerta de la iglesia, mi cuerpo comenzó a temblar, esto no podía ser cierto, era solo un sueño, una ilusión, una broma que mi mente me estaba jugando...

Te vi correr hacia mi, tomaste mi mano y me jalaste, corrimos y corrimos, podía escuchar los gritos de emoción de mis amigos, los aplausos de Yumoto -¡Bien hecho Yufuin senpai!- llegamos hasta la puerta, subimos a tu moto, escuché el rugir del motor, me abracé a tu cintura y nos alejamos de ahí, todo era tan confuso, tan extraño...

Llegamos al mismo lugar donde nos conocimos, debajo de ese hermoso árbol de cerezo... me perdí en tu mirada y en tu encantadora sonrisa, desde ese momento sabía que todo mi ser te pertenecería para siempre...

-At chan...- me abrazaste, pude oler de nuevo tu cabello, sentir tu piel... las lágrimas se apoderaron de mi, sollozaba sin control aferrándome a tu cuerpo.

-En chan...- sollozaba -perdóname... pero no podía permitir que mi padre...- me callaste con un beso, anhelaba tanto poder volver a sentir tus labios, tu sabor, me tomaste por mi cintura deslizando tus manos como solo tú sabes hacerlo, me aferré a tu cuello, nuestras lenguas jugaron y un fuego nació de nuevo en mi alma, nos separamos y pude ver tus hermosos zafiros de nuevo...

-No tengo nada que perdonarte...- me dijiste -Nada ni nadie nos volverá a separar, nuestro amor es tan grande que lucharemos por él...-

-Te amo En chan....-

-Y yo a ti mi Atsushi...-


Mi corazón sentía paz otra vez, tuve miedo de perderte, pero al tomar esa decisión y alejarme de ti ya te estaba perdiendo... nos abrazamos, nuestros corazones latian al mismo tiempo, nuestras almas se pertenecían, sabía que estar a tu lado era la mejor decisión que podía haber tomado, nada me importa si no estás conmigo, porque a final de cuentas, tú eres mi mundo, mi razón de vivir...


Decisión...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora