19.

65 6 0
                                    

"-Oh, Meiko, no jodas."

Io estaba sentado en un banco que estaba en sentido diagonal a Yuki. El día era un jodido infierno, Meiko estaba sufriendo internamente, arrepintiendose de dormir tarde por estudiar. "Profesora, espero que la pase lindo en su día de descanso. Y que le encante su cama. Porque cuando vuelva va a caerse de las escaleras. Bruja."-pensó.
Observó a Yuki, dibujando. Luego a Io. Le lanzó una bola de papel. Éste se levantó asustado. "Si yo no duermo, tú tampoco. ¡Quiero ship!"
Asustando a Yuki, movió su asiento al lado de Io. Se sentó al frente de ellos, que estaban completamente confundidos.
-¿Y? ¿Qué tal, Ioki?
-¿Qué?-pronunciaron al unísono.
-Ioki, o sea, Io-apuntó al chico- más la última sílaba del nombre de Yuki-señaló ahora a la joven.
-Oh, no jodas, Meiko.-propuso la peli negra.
-Pides milagros, querida.
-Eres un infierno.
-El infierno es sólo un sauna.
-¡Jodida insoportable!
-Me vale aquello, edificio.
-¡Que tú seas un gnomo no es mi culpa!
-Me vale aquello, edificio por dos.
-No sé si se acuerdan de que estoy aquí.-pronunció el joven, sintiéndose invisible por la mini "pelea" de las dos.
-Bueno, como decía; sé que lo de ship les es incómodo porque aún no confirman nada. Pero ya pasará algo. Como por ejemplo; Io se preocupa por ti, y a ti te encanta su compañía, pequeña.
Yuki iba a protestar, pero tocó timbre. Meiko se levantó.
-Saludos, Ioki.
-¡Sólo por un año!¡Y soy más alta que tú!¡No me digas pequeña!-gritó enojada la joven.
-¡Todo porque eres la pequeña de Io!-respondió la desgraciada chica de pelo corto.
Io no era capaz de decir algo. Tampoco de negar la verdad; Yuki era importante para él, y demasiado.
-Me gusta el nombre Ioki.-dijo por fin.
Yuki lo miró desconcertada.
No sabía si pegarle o pegarle.

Hola chico de los audífonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora