No se cómo explicar esta desesperación, este odio, esta agonía que posa sigilosamente la cuerda en mi cuello, para después apretarla lentamente hasta llevarme a la asfixia.
Este llanto atrancado en la tráquea mientras me muerdo la lengua, con tal de no decir alguna sandez. Este quiero pero no puedo.
Hoy como cada año de mi vida me acuerdo de ti, de tus paseos cogidos de la mano, de tus abrazos tiernos... Y sé que no te pude retener lo suficiente, que el tiempo fue mi enemigo y el mismo me está matando con su venganza, la cual es mantenerme viva en este mundo de cuerdos, parece que disfruta viendo como me reconcomen los recuerdos de tu ausencia.
Sinceramente, ya olvide lo único que me levantaba con ánimo para seguir adelante, ahora mi cuerpo parece un objeto inerte movido por la gravedad, por la inercia, si este debe estar en reposo se mantiene pero si va en movimiento sigue, no hay punto medio como antes... ya no hay mas que vacío.
Dicen que los sueños mueren cuando muere el soñador, quizás los míos fueron enterrados contigo.
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