La creación del Universo

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Al principio no había nada. Todo era oscuridad, y las tinieblas gobernaban ese reino oscuro. No existía la luz y, gracias a eso, surgieron de las sombras los demonios, criaturas tenebrosas y malvadas. Más tarde aparecieron los vampiros y otros horrores innombrables, y finalmente el resto de criaturas. Durante siglos, no existieron más seres vivos que estos.

Un día, apareció de entre la nada una luz extraña y rara. Parecía estar hecha de varios colores, y flotaba en el aire. Era como una especie de bombilla voladora. Las criaturas la observaron y pudieron distinguir varios colores: rojo, negro, verde, azul y blanco. En algunas zonas los colores se mezclaban y saltaban chispas brillantes.

Entonces decidieron tocarla y, al hacerlo, el mundo sufrió la mayor de las explosiones, que acabó con las vidas de casi todas las criaturas. Desafortunadamente, algunas sobrevivieron y se escaparon volando. La luz creció hasta crear una gran esfera brillante, del tamaño de un planeta. Era la luz arcana, una luz capaz de crear la vida. Así pues, los árboles y las montañas crecieron y los ríos y los lagos invadieron las zonas profundas. Días más tarde, el planeta se volvió rocoso, permitiendo allí la vida. Fue entonces cuando la luz misteriosa, que había provocado tales sucesos y seguía en el mismo sitio, plagada de colores, empezó a crecer y los colores se desprendieron de ella. Se empezaron a formar primero los cinco dioses más importantes, cada uno de un color, y luego otros formados por dos colores. Se otorgaron diversos nombres: Farika, Purforos, Fénax, Tassa, Erebos...

Finalmente se crearon, en total, quince dioses o diosas que significaron el inicio del Universo. Se crearon sus propios templos y monumentos, y engendraron a cinco dioses menores, denominados Planeswalkers, que combatieron contra el mal toda su vida inmortal.

Semanas más tarde Erebos, el dios negro de la oscuridad, tuvo una visión en la cual él capturaba a sus hermanos dioses y a los Planeswalkers mientras unas criaturas invadían el planeta, gobernándole rey. Pensó más tarde que no debía traicionarles, aunque le tentaba la idea. Sus predicciones se confirmaron cuando una nube verde y negra apareció en el cielo y cubrió el planeta. Eran las criaturas oscuras, que habían venido a encerrar a los dioses sabiendo que uno de ellos poseía el Sello de la Maldad, un sello que significaba esperanza para los demonios y otros seres oscuros.

- ¡Alto! - gritó Heliod, creando una esfera que protegía por completo a todos los dioses.

- ¿A qué habéis venido? - preguntó Erebos, desafiante.

- ¡¿No lo sabes, EREBOS?! - dijo una voz sepulcral. Era Griselbrand, maestro demoníaco, líder de las criaturas oscuras. - Me pareció que ya lo sabías, portador del Sello de la Maldad - dijo. Esto último lo dijo más bajo para que solo el dios oscuro le oyese. Este se estremeció, y tembló de miedo como una hoja. En el fondo, no era más que un cobarde.

- ¡Pasaré por alto ese último comentario; ahora, volved a la oscuridad! - gritó Erebos, inseguro. No sabía qué hacer. Sus aliados no entendían el diálogo que estaban teniendo, y se miraban extrañados.

- No puedo esperar más tiempo - dijo Griselbrand.

- Lamento hacer esto - dijo Erebos, y alzó su vara oscura. Las esferas que protegían a los dioses se rompieron, y el líder de los demonios los capturó en una bola de cristal, del tamaño de su mano, volviéndolos minúsculos. Erebos se alzó y tronó:

- ¡¿AHORA ENTENDÉIS?! ¡LAS CRIATURAS OSCURAS NOS HAREMOS CON EL PODER! ¡Estoy contigo, Griselbrand! - le dijo al líder demoníaco, y se colocó a su lado.

Afortunadamente los Planeswalkers consiguieron escapar y, con un hechizo que lanzó Jace, el Planeswalker de agua, se volvieron invisibles. Griselbrand sonrió. Había visto que uno de ellos llevaba vestimentas oscuras, lo cual podría significar que podría ser un poderoso aliado. Enfrascado en estos pensamientos, desapareció con los dioses y el resto de criaturas en un torbellino negro.

Las semanas siguientes, los Planeswalkers crearon numerosos aliados como esfinges, magos, dragones y otras criaturas. Algunas se volvieron malvadas, devolviendo el mal al planeta, aunque en una mínima parte. Ciudades y pueblos se crearon, y los Planeswalkers se plantearon la venganza.







I. El origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora