Sentada sobre un umbral observaba el cielo. Se veía gris, lúgubre, triste como aquellos edificios construidos hacía tanto tiempo y que junto a él compartían el espacio contemplado por mis ojos. Ellos se ajustaban perfectamente con ese cielo resignado. Porque de algún modo ellos también estaban llenos de historia e historias, sin poder compartirlas. ¡Cuánto dicen con sus paredes ya añejas y corroídas por el paso de los años! ¡Cómo quisiera escucharlos, que me relaten sus muros lo visto, sus sentimientos y emociones! ¡Cuántos hechos habrán presenciado! ¡Cuántos encuentros... y cuántos desencuentros! ¡Cuántas risas... y cuántas caras de soledad...!
Entonces allí estaba yo, realizando un escrutinio de lo que podría haber sido, creando un pasaje secreto hacia lo olvidado, preguntando cómo pudo haber sido mi ciudad en algún tiempo ya pasado...
Pero... algo detiene el momento, la magia en mi mente... Intento seguir en mis pensamientos. La imagen que observo se borra.Estás vos enfrente hablando, hablándome.