Aquí estoy "Parte 15"
Estaba perdiendo mi poca paciencia, lo cual era terrible porque no debería , no con mi madre ni mi abuela pero sus preguntas estaban sacando lo peor de mí e llevándome al límite.
"¿Cómo es que no me presentaste a tu amiga , Harry?"
"Gabriela ya no es...lo que sea que era mío."
Ignoro sus miradas confusas y luego de despedirme de ambas con un beso en la mejilla abro paso fuera de casa.
Quería estar solo.
Bien. No soy muy bueno en las mentiras. En realidad la necesitaba con locura pero ella fue una idiota anoche.
Esta mañana me preparo el desayuno y encima utilizaba mi camiseta.
Oh , mierda y me vi demasiado tentado en arroparla en mis barcos. Simplemente olvidar nuestra pelea y besarla pero...no pude.
Quizás esto es lo que debería suceder. Quizás lo de nosotros no está predestinado.
Observo el día gris y le extiendo una buena cantidad de billetes al conductor. Salto de la cabina y me muevo lentamente hasta llegar a mi piso.
Está frío y silencioso.
¡Joder!
"Pensé que no estarías aquí en todo el día."
Me congelo en mi lugar y deslizo una mano nervioso por mi cabello.
¡Jesús!
Esta chica algún día acabará conmigo.
Me giro sobre mis talones para encontrarla a un lado de la puerta de su habitación. Me dedica una pequeña sonrisa y me sorprendo devolviéndosela. Ella parece sorprendida también.
"Eran mis planes...pero-"
"¿Puedes besarme antes de irme?"
Parpadeo varias veces ante su pregunta que me pilla de sorpresa. ¿Ella está pidiendo que la bese?
"No es lo único que quiero hacer para ser sinceros." Una risa se escapa de mis labios y ella me acompaña.
En un abrir y cerrar de ojos me encuentro levantando su cuerpo de el suelo. Busco su boca con desesperación, nuestras lenguas se conocen y nuestras narices hacen contacto.
Nuestras prendas vuelan por la habitación y caen a nuestros pies como si de olas se trataran.
Ella envuelve sus piernas a mis caderas mientras yo me dedico a observar su rostro. Sus dientes capturan su labio inferior y sus uñas se entierran en los costados de mi torso cuando me deslizo adentro de ella. Ambos gimiendo ante el contacto de nuestras partes.
Muevo mis caderas con suavidad, no quiero lastimarla además que se siente jodidamente bien hacerlo despacio.
"No quiero perderte..." Confieso contra sus labios sin detener mis suaves embestidas.
Ella sacude su cabeza unos segundos y luego esconde su rostro en mi cuello.
¿No?
¿Entonces significa que ella tampoco quiere perderme?
"Aquí estoy..." Ahora es ella quien susurra contra mi cuello y allí deja suaves besos en mi piel caliente.
Suave pero profundo. Ella me confirma que lo hago bien cuando de sus labios se escapan fuertes gemidos mezclados con gritos.
Nos hago cambiar de posición al acabar y cierro mis ojos mientras disfruto de el sabor de sus labios.
Estoy en el rumbo de caer en ese apreciado sueño profundo cuando un fuerte ruido se escucha no tan lejos. Parpadeo un poco e intento localizar el problema en la habitación.
Entonces la realidad me golpea cuando capto la pequeña figura de Gabriela abrir paso fuera de la habitación con...una maleta.
Ella no puede verme. Cierra la puerta suavemente y juro que puedo escuchar el fuerte latir de mi corazón.
Ella se iba. Ella iba a regresar a casa después de haberme entregado a ella por segunda vez. Ella me estaba dejando atrás.
Deslizo una mano por mi cabello y observo a mi alrededor.
La cama estaba desordenada. Mi ropa seguía en el suelo y las sábanas cubrían mi cuerpo desnudo.
¿Qué mierda hago aquí todavía?
Observo el reloj en la mesita de noche.
¡Joder!
Tenía que correr. El aeropuerto estaba muy cerca y ella no puede irse.
Después de unos quince minutos esperando un chofer de buen corazón , salto adentro de uno que se detiene y le suplico que acelere rápido hacia el aeropuerto.
¿Quizás ella regresara por la misma línea de avión? Espero que sí o estaré perdido.
Intento contactarla por su celular pero no obtengo respuesta y entonces es cuando mi esperanza disminuye.
Intento acelerar mis pies y me muevo entre la multitud en aquel lugar. Observo mi celular y detengo mi caminar.
Mi mirada se detiene en la pequeña pantalla que anuncia los vuelos.
Cansado y adolorido regreso a mi piso. Lágrimas resbalan por mis mejillas mientras me lanzo al sofá.
El mismo sofá.
La perdí.
