Lol :V

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Hace mucho, mucho tiem..., no, espera, esta historia no va a ser así de aburrida, en esta historia os voy a contar como es la vida aquí, para empezar me voy a presentar, me llamo Tom, Tom Mcflurry, si, se lo que estáis pensando y no, no soy el helado del McDonalds, tengo 13 años y vivo en una aldea llamada Springfield, apartada de la ciudad con mis padres y con mi hermana Lily que tiene 8 años. Antes vivíamos en la ciudad, teníamos un buen coche, una buena casa, todo iba  de maravilla pero, a mis padres se les metió en la cabeza la absurda idea de que no teníamos infancia. Ya no íbamos al colegio con libros, si no con Ipad, no podíamos jugar en la calle, siempre en casa entre semana con el ordenador o con los videojuegos.  Mi padre echaba de menos su vida en el campo, los árboles, los animales, la naturaleza en general, así que tomaron la decisión de mudarse a la casa que fue de mis abuelos situada en una pequeña aldea no demasiado lejos de la ciudad llamada Springfield, esa "gran" idea, no nos gustó nada. Nos adaptaremos, o al menos eso dijo mi madre.

Al principio, cuando llegamos aquí, ni a mi hermana ni a mi nos gustaba el campo, estabamos muy tristes, el cambio de colegio, nuevas amistades, no había WI-FI (eso fue la gota que colmó el vaso)¡Qué aburrimiento! pensamos.

El tiempo iba pasando, poco a poco hicimos amistad con los compañeros de clase, empezamos a darnos cuenta de que vivir en el campo tal vez, solo tal vez, no era tan aburrido.
Salíamos con las bicis, íbamos al descampado que había detrás de la escuela, nos perdíamos por el bosque, jugábamos al fútbol, íbamos al viejo molino, etc.

Llegó mi cumpleaños, ¡11años! y mi padre tuvo la genial idea de montar una tirolina entre los árboles y que al acabar saltábamos a un gran lago, desde entonces mis amigos de clase,  mi hermana y yo, no parábamos de tirarnos, era super divertido, ¿mejor que los videojuegos?, ¡quién lo diría! si.

También, en casa nos dimos cuenta de que al no depender tanto de la tecnología, la comunicación entre nosotros a la hora de estar en familia, era mucho mejor, nos contábamos lo que nos había pasado durante el día, riéndonos...

Un día mi amigo Jasper vino a buscarme.
-¡Tom!, ¡coge la bici que nos vamos a por leña y castañas para el invierno!- dijo
-¡Vale!- le contesté.

Cogí la bici y fuimos al bosque a buscar ramas rotas y castañas para asarlas y encender la chimenea en invierno. Una vez terminamos vi a mi padre haciendo cosas en el trastero así que llamé a mis amigos y le echamos una mano, hicimos un espantapájaros y plantamos tomateras en la huerta, construímos casetas para pájaros y asamos las castañas para comérnoslas.

Con el paso del tiempo, parecía mentira la de cosas que habíamos almacenado en el trastero, así que decidimos preguntar al alcalde si yo con mis amigos podíamos montar un mercadillo para vender las cosas que ya no usábamos entre todos.
Él sin poner ninguna pega nos dijo que sí, y a la semana siguiente ya habíamos preparado mesas y las cosas para venderlas, vendimos bicicletas de cuando éramos más pequeños, triciclos, ropa, un caballo de madera, una mecedora, ¡hasta una máquina de coser! incluso mi madre y mi hermana hicieron galletas y pasteles. Con el dinero recaudado se nos ocurrió comprar pintura en espray, mesas y sillas. Con la pintura hicimos unos graffitis y decoramos el viejo molino, pusimos las sillas y las mesas para ir cuando quisiéramos a merendar, a hablar, en fin, a pasar el rato.

Era un día normal cuando mi hermana y yo volvíamos del instituto a casa, mi madre nos estaba esperando...
-Chicos, tenemos que hablar- Nos dijo con cara de preocupación.
-¿Qué pasa mamá?, tienes mala cara...- dije.
-Sí chicos sentaros, tenemos algo que deciros...- dijo mi padre mientras entraba en la cocina.
-Hace unos días la empresa me propuso ser la jefa directiva de la empresa en la que trabajo... tu padre y yo lo hemos hablado, y se nos ocurren dos opciones, queremos saber con cual os queréis quedar, la primera es que para que no tengáis que empezar de cero, que yo me alquile un apartamento en la ciudad en la que me destinan y que solo venga a casa los fines de semana y la otra opción sería mudarnos todos a la ciudad.- dijo
- Mamá, cuando dices ciudad, ¿te refieres a la nuestra?-pregunté con lágrimas en los ojos.
-No, me refiero a Nueva York- respondió

Ya sabéis lo que decidimos, ¿verdad?.

Nos fuimos con una lección aprendida, en la vida puedes vivir con tecnología o sin ella.

FIN

Mi vida en el campoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora