-"Búscame entre la brisa que acaricia tu rostro,
en los caminos largos y en los cortos...
Búscame con desdén y sin apuro,
entre los lados más oscuros...
Búscame en las praderas y los ríos,
entre la villa como un niño...
Búscame por buscarme y sin ahínco,
siempre entre tu piel y tus latidos...
Búscame en cada sinfonía,
búscame y no sientas agonía,
búscame cada noche entre tu cama,
búscame si es que de verdad me amas...
pero búscame, búscame...
Jimin... "-
Dejó caer el lápiz, y colocó las manos sobre su cabeza, mientras que sentimientos mezclados de frustración y rabia le recorrían el cuerpo. Hacía muchísimo tiempo que no lograba escribir como quería, su último libro había sido publicado 6 años atrás, y su inspiración en las cosas bellas de la vida se había ido dentro de la maleta de aquel idiota que...
Simplemente aquel idiota...
Decidió dejar de intentar escribir, sabía que era una pérdida de tiempo y que solo le echaría sal a la herida que ni el tiempo ni la distancia, habían logrado sanar.
A YoonGi la vida se le estaba yendo entre libros de física, aritmética y unas tasas de café cargado. Analizar la vida desde puntos de vista físicos o solo enfocado en problemas de lógica, cálculos y demás, lo ayudaban a alejarse de la humanidad y lo sumergían entre fenómenos, carentes de sentimientos y/o emociones fuertes, sin importar si eso lo hacía o no feliz, si lo llenada, o lo drenaba, si lo deshumanizaba y lo convertía en un inerte pensante.
Había elegido este tipo de libros porque todo lo que tuviera que ver con fantasía, romanticismo, ciencia ficción, superación personal, filosofía, historia, psicología, política.... se dedicaban a hablar sobre otros y otras que simplemente no le importaban, y hasta podrían llegar a complicarle la vida, y sí, desde que él no estaba en su vida evitaba cualquier contacto con el resto del mundo, quería impedir de esa forma enterarse de lo que había sido de el amor de su vida durante esos largos años.
Su casa era demasiado grande -para una sola persona- parecía más una pequeña mansión, había sido diseñada por los dos - para dos, no para uno- ubicada a las afueras de Adelaida (Australia) contaba con tres habitaciones con amplios balcones que daban una excelente vista de la ciudad y del mar que los saludaba a lo lejos, un comedor para 6 personas, una cocina de ensueño, amplia con tonos grises como lo era la mayoría de la casa, una sala de estar, un estudio y un cuarto...
Con un olor a trementina, linaza y oleo impregnado, vacío... Pero lleno de recuerdos.
También contaba con un jardín pequeño pero agradable, donde muchas flores en otros tiempos, daban vida y fragancia a quienes desearan olvidarse del mundo por unos minutos y sentarse a escuchar el sonido armonioso que llegaba desde el mar hasta allí, con ese ligero sabor salado que resecaba mucho más que los labios.
Aún con todo eso, YoonGi hacía tiempo que desconocía su propio espacio.
Dormía en el estudio y solo salía de él para ir al baño o a la cocina, iba una vez al mes al supermercado, y su trabajo... bueno se había dedicado a dar clases virtuales de Física en los últimos años, eso le alcanzaba para medio sobrevivir.
Sostener la casa era un gasto enorme pero el no se preocupaba mucho por ello, sólo le importaba que le sirviera para dormir y dejar divagar sus pensamientos de vez en cuando, en la misma habitación, en sus cuatro paredes, su olor a trementina y sus miles de recuerdos.
Muchas veces había pensado en venderla, pero guardaba la esperanza que tal vez, algún día el motor de su vida se dignara a volver.
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Hola! Es mi primer fanfic, espero que les guste :)
Disculpen las faltas de ortografía y tal vez algunos errores semánticos (si hay)Este primer capítulo lo hice corto porque quería describir el entorno de YoonGi y a lo que le rodea. A partir del próximo capítulo vendrá el desarrollo de la historia como tal.
Nos leemos pronto.
Esperaré sus comentarios. ^.^
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Quédate! ||YOONMIN||
FanfictionYoon Gi carece de todo sentido, busca la forma de hallar esa parte de él que se perdió en el tiempo, pero que sigue prendida de vida diaria, de su piel, de su corazón, de su alma. ¿Podrá el pasar de los días y los años acabar con el dolor ahogado y...