Eran las 11:32 a.m. estaba sentada en un pupitre en uno de los exámenes más importantes de mi vida, no me encontraba nada bien, empece a marearme, mi cuerpo comenzaba a hormiguear, mis manos temblaban, mi garganta pedía a gritos que expulsara el desayuno de esta mañana, me sentía mal, pero no podía dejar así este examen, no podía. Comencé a agarrar mi cabeza con mi mano izquierda para que no se me notara el que estuviera temblando, no se que me pasaba, me sentía fatal, mi corazón bombeaba rápidamente y mi vista comenzaba a nublarse, mis párpados se cerraban, por mas que intentaba mantenerme con los ojos abiertos no podía, sólo pensaba "cuerpo no me falles, no hoy, no ahora" pero fue muy tarde, mi cuerpo ya yacía en suelo de aquel salón, escuchando voces distorsionadas y dispersas, mi cuerpo no reaccionaba, mi cerebro seguía despierto pero no del todo, sentí que alguien me cargaba y caminaba a pasos acelerados.....
Por lo que supuse que salíamos del salón, el viento estallo en mi cara, tenía frío, el olor de aquella persona era esquisto por lo que podía mi nariz asimilar, no podía ver nada, no podía moverme, no sabía que rayos estaba pasándome y de pronto... me desvanecí en los brazos de aquella persona desconocida, me había desmayado por completo, nada en mi reaccionaba en estos momentos, lo último que alcance a escuchar fue "resiste ya casi llegamos" no sabia a donde me llevaba o quien era, su voz era muy grave y lenta, solo así pude descubrir que esa persona era un chico.
Fui despertando lentamente, mis ojos dolían por una luz que me cegaba, tomo unos segundos que mi vista se acostumbrara a la iluminación, parpadee repetidas veces hasta recuperar un poco mi visión.
-¿Dónde estoy?- dije susurrando, dirigí como pude mi mano y agarre mi cabeza que aún dolía -¿Que me paso?- mi mente daba vueltas intentando recordar que era lo que había pasado... -¡El examen!- me incorporé de golpe de la camilla donde me encontraba intentando pararme pero una mano grande me detuvo. Confundida giré hasta donde se encontraba aquella persona que me había detenido.
-¿A dónde crees que vas?- mis ojos cafés se cruzaron con unos ojos color verde esmeralda, un chico con el cabello que le llegaba casi al hombro, con sus cabellos rizados, sus facciones firmes, su apariencia expresaba dureza pero tenía algo en él que radiaba confianza, recorrí con mi mirada su cuerpo, tenía tatuajes por todos los brazos, era alto muy alto mucho más alto que yo, sin duda era muy atractivo, la playera blanca que tenía dejaba ver un poco los tatuajes que también tenía dispersos en sus clavículas y su torso.
-Disculpa tengo que irme, necesito acabar mi examen ahora- intente zafarme de su agarre que seguía en mi hombro pero sin duda era más fuerte que yo y me lo impidió.
-No te preocupes, han dicho que puedes hacer el examen otro día, necesitas descansar- dijo con un tono preocupado. -iré por la enfermera- camino hasta un puerta blanca y salió.
Mi mirada divago por todo el lugar, supuse que estaba en la enfermería del colegio donde me encontraba haciendo un examen antes de perder el conocimiento.
-hola, señorita. ¿Cómo sigue?- entro una viejesilla de unos 70 y algo por la misma puerta, se acerco a mi a pasos lentos.
-Me duele aún la cabeza- dije agarrando mi cabeza una vez más-
-¿cuál es su nombre?- pregunto la viejesilla, tomo un bolígrafo con su mano temblorosa junto con una libreta que tenía en un pequeño escritorio.
-Mariand Bennett- el chico que había ido a buscar a la enfermera entro por la puerta blanca y se sentó en una de las sillas que estaba en el escritorio.
-Ahora vuelvo, iré por la valoración que te hizo el Dr. Connor- dijo la viejesilla y salió por la misma puerta por la que entro el chico ruloso, dejándome a solas con el. El silencio se apoderó del lugar, mi mirada divagaba por el lugar una vez más y sin pensar mis ojos se posaron en los de aquel chico que me miraba sin expresión alguna, era algo incómodo, quería decir algo para romper el silencio pero no estaba segura sobre que decir así que preferí quedarme callada viendo el piso color blanco.
-Lo siento; soy Harry, Harry Styles.- se levantó de su asiento y se acerco a mi, me tendió su mano para que la estrechara la cual acepté y regresé el gesto.
-Soy Mariand Bennett- le ofrecí una media sonrisa la cual el regreso. -¿Que fue lo que me paso?- por segunda vez nuestros ojos se reencontraron, se sentó del lado derecho de la camilla donde yo me encontraba.
-Al parecer fue el estrés - dijo mirándome aún a los ojos.- Bueno eso fue lo que me dijo la enfermera- se encogió de hombros
-Oh - dije confundida, no podía organizar mis ideas aún, mi cabeza aún dolía y mi corazón aún bombeaba rápidamente.
-Tranquila, el doctor vendrá en un momento, Mariand- rozo mi mano y regreso a la silla que estaba en el escritorio de la enfermería, la viejesilla llegó acompañada de un chico de más o menos unos 25 años pelirrojo, unos centímetros más bajo que Harry; mi mirada inspecciono al doctor pelirrojo de pies a cabeza, debo admitir que es atractivo, tez blanca, delgado pero musculoso, tenía unas cuantas pecas dispersas en su rostro, unas pestañas muy largas y ojos azules con un ligero tono verde, el doctor posó su mirada en mi y me regalo una sonrisa que me dejo ver sus perfecta dentadura, vaya que era atractivo, amablemente le regrese el gesto.
-Buenos días, señorita....-dejo un espacio al terminar la oración para que pudiera decirle mi nombre.
-Mariand Bennett- dije casi en un susurro pero suficiente para que el doctor pudiera escucharme, (no se cuantas veces he repetido mi nombre; pensé) la viejesilla dejo unos papeles en el escritorio y volvió a salir de la enfermería, Harry miraba detenidamente al doctor, lo veía con desprecio o posiblemente rabia ¿el porque? no lo se, tal vez lo conoce de algún lado, porque el momento en el que el Dr. Connor apreció Harry se tensó por completo al igual que el doctor ambos se miraban con odio, esta claro que se conocen, Harry apartó su mirada y me miró.
-Soy el Dr. Jake Connor- extendió su mano frente a mi para que la estrechara. -Un gusto-
-Igualmente- sonreí ligeramente. -¿que fue lo que me paso?-
-Debido al estrés su azúcar bajo al igual que su presión, pero ahora esta bien sólo necesita descansar- me tendió una hoja- con esta hoja podrá hacer de nuevo su examen en unos días Mariand- me sonrió- puede marcharse, si siente malestar lo mejor será que asista a un hospital ¿de acuerdo? - me guiño.
-Bueno, entonces vámonos Mariand- dijo Harry poniéndose rápidamente de pie, tomó mi mano y me jaló, tomé mi bolso rápidamente antes que me sacara de la enfermería.
-¿Por que haces eso?- dije frenado su paso.
-El doctor dijo que te podías ir- dijo rápidamente, su mano seguía agarrando la mía.
-Lo sé, pero ¿porque correr?, no se porque hiciste eso, ni siquiera te conozco y tampoco me dejaste agradecer- dije zafándome de su agarre, estábamos parados en la entrada del colegio. -¿por que reaccionaste de esa forma?-
Mis ganas de querer preguntarle sobre si se conocían se hacían más grandes así que lo hice. -¿Se conocen?-
- Es por tu seguridad- dijo con un tono molesto y cortante.
-¿Mi seguridad? ¿De que hablas? Es tan sólo un doctor- dije molesta no se de que rayos esta hablandome, ¿que rayos le haría un doctor?.
- ¿Dónde vives?- dice ignorando por completo mi pregunta para después empezar a caminar por el estacionamiento.
-¿Que te hace pensar que te diré donde vivo? No te conozco en lo absoluto, es más no se que hacías en la enfermería- dije casi gritando
-Yo te lleve ahí, no tienes porque tenerme miedo Mariand, yo también estaba haciendo mi examen no es como que te vaya a secuestrar- escupió un tanto enfadado
-Lo siento- no sabía el porque de mi disculpa pero no sabía que decirle, tal vez estoy siendo muy paranoica pero su comportamiento es muy extraño, primero me saca a fuerza de la enfermería luego dice que es por mi seguridad y luego quiere saber donde vivo, sin duda la sociedad cada vez es más rara.
-No lo sientas, ¿vas a querer que te lleve o no?- dude de la respuesta que tenía que darle pero tan sólo asentí y empece a caminar por el estacionamiento a lado de Harry.
-Amm gracias por ofrecerte a llevarme- dije cuando nos estábamos acercando a un vehículo negro, un tanto viejo y despintado. Harry abrió la puerta para mi, subí al auto y la cerró para dirigirse a lado del conductor, subió y lo puso en marcha.
-No agradezcas aparte creo que iba a llover- dice con una media sonrisa-, ¿quien te trajo al examen?-
-Mis padres- mi mirada estaba perdida viendo el paisaje cuando de un segundo al otro las gotas de lluvia comenzaron a caer en las ventanas, me tomó un momento recuerda que tenía que avisarle a mis padres que llegaré antes de lo previsto ya que el examen aún no concluía pero aunque quisiera terminar el examen ahora no tendría el tiempo suficiente para hacerlo así que tomé mi celular de mi bolsillo delantero de mis jeans y marqué el número de mi madre. 4 pitidos y se escucho su voz del otro lado de la línea.
-¿Mariand?-
-Hola mamá-
-¿Que pasa hija? ¿El examen terminó antes?- dijo
-Sobre eso... es que surgió un problema pero no te preocupes-
-¿Estas bien?- dijo preocupada
-Si mamá, llegando te cuento- sonreí a pesar de que sabía que no estaba viéndome.
-Esta lloviendo Mariand, te hará daño, iré por ti-
-No te preocupes mamá, un chico se ofreció a llevarme-
-¡Mariand! Eso es peligroso-
-Tranquila mamá, estaré bien- suspiro rendida
-Esta bien Mariand, nos vemos en un rato -
- Si mamá, adiós- finalice la llamada y guarde el teléfono de nuevo en mi bolsillo delantero
-Te lo dije- soltó una risita
-¿Decirme que?- dije confundida
-Que llovería- sonrió
-Si, tenías razón, iba a llover- le ofrecí una pequeña sonrisa.
-Me gusta la lluvia- dijo mirándome rápidamente para volver a concentrarse en la carretera, ya que el colegio estaba algo apartado de la cuidad.
-Igual yo, me gustaba salir a caminar cuando llovía para pensar - dije en un susurro
-¿Te gustaba? ¿Ahora no?- dijo un tanto confundido
-No puedo-
-¿Por que no puedes? dijo, si se puede saber claro-
-Hace un año estuve internada en el hospital unas semanas porque me enferwme de neumonía- dije -no podía respirar bien, estaba a punto de morir por que no podía respirar por mi misma y llevaba un aparato de oxígeno a todos lados, deje de comer porque se me iba el aire y por consecuencia me dio anemia, la neumonía ataco mis dos pulmones sin razón alguna, a la segunda semana salí pero con la advertencia de que no podía salir a lugares fríos ni a la lluvia y esas cosas- dije terminado mi "trágica" historia.
- Mierda, eso debió ser horrible, lo siento Mariand- dijo
-Oh no importa Harry, sólo debo cuidarme eso es todo, sólo que mi pulmón no sirve del todo ahora y debo cargar un inhalador desde entonces -
-Cuídate mucho entonces Mariand- dijo como una orden y a la vez se notó su ¿preocupación?
-Si, eso hago, gracias- le ofrecí una sonrisa
-Bien, ya salimos de la carretera, ahora dime por donde me voy para llevarte a tu casa- volteo a verme rápidamente dándome la señal de que esperaba mi respuesta, le indique el camino, el se limito a asentir y seguir mis indicaciones, el silencio se adueñó del auto, pero no era un silencio incómodo sólo de aquellos en los que lo disfrutas, pero el decidió romperlo.
-¿Te sientes mejor Mariand?-
-Si, muchas gracias. Siendo sincera hace mucho que no me desmayaba o cosas así, pero ahora estoy bien, gracias por preocuparte.-
-No agradezcas- me ofreció una sonrisa la cual respondí de la misma manera y el silencio volvió a llegar. Estaba a sólo unas calles de mi casa, le indiqué el número de ella y aparcó afuera de la casa, salió del automóvil rápidamente y abrió mi puerta, la lluvia había cesado un poco lo cual agradecí al cielo.
-Gracias por todo, Harry- caminé hasta la entrada de la casa y el me siguió.
-Te he dicho que no agradezcas- dijo sonriéndome
-Debo hacerlo, gracias por llevarme a la enfermería, por quedarte ahí y por traerme a casa, y lamento mucho que hayas perdido tu examen- dije avergonzada
-El examen lo haré en unos días al igual que tu, no te preocupes- saqué las llaves de mi chaqueta y abrí la puerta, estaba a punto de entrar cuando mi madre salió por la puerta.
-Buenas noches- sonrió amablemente
-Buenas noches, señora- dijo Harry acercándose a ella para estrechar su mano
-Gracias por traer a mi hija-
-No agradezca señora-
-No me digas señora, dime Kim-
-Un placer Kim, soy Harry, Harry Styles-
-Un placer conocerte muchacho-
-Lo mismo digo Kim-
-¿Que fue lo que te paso Mariand?-
- El estres hizo que me desmayara - me encogí de hombros - Harry me llevo a la enfermería y se quedo ahí conmigo hasta que desperté
-Dios mío Mariand- dijo preocupada.- muchas gracias Harry por ayudarla, te recompensare con una cena el día de mañana ¿podrías venir?- mi madre es de las típicas que la forma en la que agradece es ofrecerle cenas a medio mundo
-Muchas gracias Kim, aquí estaré- le ofreció una sonrisa
-Aquí te esperamos a las 8:00 p.m. ¿Esta bien?-
- Está perfecto -
-Bien, entraré a casa chicos- se despidió de Harry y entro en ella
-Gracias de nuevo por todo Harry- dije por milésima vez
-Me has dicho gracias unas ¿10 veces?- soltó una risa
-Lo siento- reí
-¿Me pasas tu número?- me ofreció una media sonrisa.- Así te mandare un mensaje cuando llegue mañana
-Oh, claro, iré por una nota y un bolígrafo para anotarlo- dispuesta a entrar a casa me detuvo
-Puedes anotarlo aquí en mi celular- metió su mano en su bolsillo izquierdo delantero y me lo tendió, con mis manos temblorosas por el frío teclee mi número celular y se lo tendí de vuelta
-Gracias, lo guardaré- dijo escribiendo mi nombre en su teléfono y guardando el número. -Me tengo que ir Mariand, nos vemos mañana- camino hasta su automóvil, espere en la puerta a que se marchara, segundos después se perdió por entre las calles.Espero y les agrade mi historia ♡♡
Gracias por leer
-Andrea
