What the hell is a Stiles? [Malydia] Teen Wolf

Capítulo 2

Me despierto más pronto de lo normal. Hace un día lluvioso típico de Beacon Hills. Me pongo unos jeans y una camiseta de manga larga, mis botas preferidas y ya estoy lista. Nunca me he preocupado mucho por cómo me visto. Admiro a la gente como Lydia que puede ir todo el día con vestidos y tacones, yo me moriría si tuviese que ir así.

Voy al salón y cojo la mochila y las llaves del coche. Me paro en seco cuando veo a mi padre tumbado en el sofá. La tele está puesta en un canal deportivo y hay varias cervezas tiradas por el suelo o encima de la mesa. Ayer no me di cuenta de que hubiese estado bebiendo.

Eso demuestra lo buena hija que soy- pienso

Recojo las latas y apago la tele. Después de un último vistazo al sofá salgo por la puerta y me dirijo al coche. Enciendo la radio dónde están hablando de las noticias y cambio de emisora para escuchar algo de música. Esta sonando mi grupo favorito, All time low. Lo conocí cuando me fije en que Stiles tenia un póster con su nombre. Le pedí que me pusiese una canción de ellos y me encantaron. No me gusta la típica música del Top 40, me da dolor de cabeza. Enciendo la calefacción también, por alguna extraña razón nunca consigo entrar en calor. Empiezo a conducir y voy a una cafetería porque a estar horas no me tengo ni en pie. Todavía me cuesta un poco conducir pero le voy cogiendo el tranquillo. Me alegro mucho de que Lydia y Kira me ayudasen con ese tema porque sin ellas no podría salir con el coche sin ser un peligro mortal.

Llego a casa de Stiles 10 minutos después. Llamo al timbre que hace un sonido de tintineo y empiezo a escuchar unos pasos que se acercan a la puerta. Cuando el Sheriff me abre me siento un poco decepcionada porque no fuese Stiles pero a la vez ya sabia que Stiles nunca se despierta tan pronto.

- Hola, Sheriff. Siento venir tan pronto. Lo he echado de menos- digo con una voz dulce y un poco entrecortada.

-Oh, hola Malia.-se acerca y me da un abrazo-Sinceramente no se que ha pasado entre Stiles y tú pero la casa esta muy triste sin ti.

Mis lágrimas amenazan con salir al oír las palabras del hombre que siempre me ha tratado como parte de su familia. Cuando él se da cuenta me abraza aún mas fuerte y mis lágrimas empiezan a derramarse tal y como si yo fuese el cielo y ellas la lluvia que cae hoy. Me separo, me seco las lágrimas y le sonrío.

-Muchísimas gracias. Yo también echo de menos estar aquí ¿Puedo subir a hablar con Stiles?- le digo.

- Claro. Todavía estará dormido pero no creo que tenga problema en que le despiertes-me toca el pelo y se va.

Subo las escaleras que tantas veces he subido y los recuerdos vienen a mi mente pero los aparto rápidamente. Llego a su cuarto y llamo a la puerta. No hay respuesta así que decido entrar directamente. Cuando entro la imagen me sorprende. Stiles esta sin camiseta buscando una en su armario. Vuelvo a llamar a la puerta aunque ya la he abierto. Stiles me mira y se pone una camiseta cualquiera.

-Malia. No esperaba tu visita.- dice como si nada.

La verdad, me duele. Esperaba un poco mas de cariño por su parte o un abrazo. Su comentario ha sonado muy lejano como si no fuese el mismo el Stiles de el que me enamoré.

-Lo suponía.-ambos nos quedamos en un silenció incomodo. Después de unos segundos sigo- He venido a hablar contigo.

-Yo también quería hablar contigo.- Empieza a mirar distraidamente la esquina de su habitación. Esta evitando mirarme a los ojos y eso me da miedo- creo que deberíamos cortar.

No sé como reaccionar. No creo que ni si quiera sepa como se respira. Me siento con un golpe seco en el suelo y me hago la fuerte para no llorar.

-No no no, Malia. No te pongas así, eso lo esta haciendo peor, por favor levanta- me dice con una voz que esta vez es sincera y dulce. No creo que pueda mirarle a los ojos.

-Stiles -digo mirando al suelo- creo que me voy a ir.

Me dirijo a la puerta y noto su mirada en mi espalda. Cierro la puerta y salgo corriendo. Bajo las escaleras a toda prisa y me voy sin decir adiós a su padre.

La lluvia me moja y hasta que no llego al coche no me pregunto: ¿Quién soy ahora?