Oportuno.

21 0 0
                                    

Si mi memoria no me falla, hace ya por lo menos 3 días, que algo, o alguien se me escapa.

Normalmente no es normal que me pase esto, ya que suelo ser una persona bastante detallista y observadora. Aunque por otra parte, he de ser así a la fuerza, ya que mi "oficio" si se le puede llamar así, lo requiere.

A donde quiera que voy hay una presencia fijada en mi, observándome y estudiándome, pero lo pero de todo, es que ni si quiera la he llegado a ver, solo es una intuición.

Derrepente sonó el teléfono alejándome completamente de mis pensamientos.

- ¿Si?
- ¿Gal?
- ¿Se puede saber quien eres?
- ¿Galadriel?
- Está bien, ¿Quién narices eres, y como sabes mi nombre completo?
- Tú tan borde como siempre ¿eh?
¡Soy tu hermano pedazo de cabezona!
-¡Ai! Lo siento Des, no te había reconocido la voz.
- Si, bueno, llamaba para avistarte que el sábado estoy allí.
- ¿Qué? ¿Cómo? El sábado no...

*llamada finalizada*

Estupendo, mi hermano el perfecto viene de visita. ¿No tenias otro día para venir Don oportuno? Perfecto. Desde que acabé la universidad, no he sabido nada de mi hermano, y boom, 5 años después me llama como si no hubiese pasado nada.
Pues se va a llevar una buena sorpresa cuando no encuentre a la hermana pequeña que quería ser médico.

Sonó el teléfono.

- Oye, Des, que el sábado no puede ser...
- ¿Cómo que Des? Gal, ¿estás bien? Soy yo, Jared, tu mejor amigo, ¿recuerdas?
-Que si cabeza de chorlito, que pensaba que eras mi hermano. Bueno, ¿que querías, tú?
- Pues como eres así de espléndida, y no contesas a ningún mensaje que te escribo, y encima sorda que no oyes el timbre, solo recordarte que ¡Estoy en la puerta de tu casa!
-Vale, vale, no hace falta que me grites. Ya bajo.

Le abrí la puerta y le miré a aquel arrogante e imbécil que tenía como amigo con desprecio absoluto. Pero al fin y al cabo era mi arrogante e imbécil.

me senté en el sofá, mientras Jared iba hacia la nevera para coger un par de cervezas.

- ¡Sí, claro, coge lo que quieras, no preguntes si quiera! - dije con ironía.

-Si...Si...Claro..- le escuché murmurar a lo lejos.

Y pensar, que ese gigantón de allí, de pelo castaño claro, y ojos verdes como esmeraldas, tenía mi plena confianza trás 5 años de cazería juntos. Ese chaval, (ya no tan chaval) tenía el cielo ganado por aguantarme.

Llegó y se sentó en el sofá, aquel sofá que un día me regalo mi padre, diós, como añoraba a aquel terco hombre que no hacía más que llevarme la contraria.
Un vez más Jared me sacó de mis pensamientos.

- ¿Alguna novedad?- preguntó mientras me ofrecía la cerveza. Dios, tantos años con él, y me doy cuenta ahora de lo grandes que son su manos.
- Tío, yo iría al médico, eh, esas manos no son normales...- dije riéndome.
- ¿Te quieres centrar?
- Aguafiestas...
- ¿Decías?
- No, nada, que pronto serán las fiestas...
- Ya, claro...
- A ver, gigantón, novedad, Desmon en Kansas, el sábado.


Inter Errantes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora