El carruaje se detuvo en una transitada calle del lujoso barrio londinense de Mayfair, enfrente de una elegante casa, de regia fachada blanca y lustroso jardín, mi hogar. Mientras esperaba a que el cochero abriera la puerta y me ayudara a bajar, seque mis lágrimas con un pañuelo bordado, para adecentarme. Cuando la luz entró en el carruaje, pose mi mano en la del hombre, y salí. Respire hondo para mitigar el dolor que me producía saber que ya nada seria como antes, y parpadee varias veces para evitar el llanto.
-¡Hermana, hermana!- Las exclamaciones de mi hermano pequeño detuvieron mis pensamientos. Venía corriendo hacia mi, y cuando llegó, le estreche entre mis brazos. A pesar de mis intentos, al final, termine llorando con el. Cuando la razón volvió a mi, minutos después, nos separé lentamente. Le observe. Estaba muy pálido y había perdido peso, sus ojos, tenían un deje triste. Se me encogió el corazón. Con el de la mano, avance unos pasos hasta posicionarme en la entrada. Allí, todo el servicio, aguardaba con gesto comprensivo a darme el pésame y la bienvenida. Se adelantaron el ama de llaves y el jefe del servicio.
-Miss Hayden, en nombre de todos nosotros reciba nuestro pésame. También sea bienvenida.- La dulce voz de Dorothy, el ama de llaves tan parecida a mi difunta madre, me envolvió, acariciandome. Realmente me reconforto.
-Muchas gracias Dorothy, y a ti también Charles. Mire con agradecimiento a los dos. -Pero ahora me gustaría entrar e informarme de la situación.
-Por supuesto Miss Hayden, entre por favor. - La mano enguantada de Charles se dirigió a la puerta y la abrió. Mientras nosotros y nuestros equipajes entrábamos, el resto de criados regresaron a sus actividades.
Subí las escaleras enérgicamente, cruce la puerta del que había sido el despacho de mi padre y me senté en el sillón de cuero oscuro. Dorothy, que me seguía, se sentó en una silla tapizada enfrente del escritorio. En el, colocó varios libros de cuentas.
-Siento que tengamos que hablar de esto. Nunca me lo habría esperado.- Ella rompió el silencio. Estábamos alteradas y no sabíamos que decir.
-Ya lo sé, Dorothy, ya lo se.- Decidí ser yo quien continuara. -Empieza Por contarme todo sobre sus últimos días. - Terminé de hablar con un sollozo contenido que quebró mi voz.
-No hay mucho que contar. Como ya sabes, murieron de fiebres. Tu hermano no enfermó porque lo enviaron a la finca. Solo falta enterrarlos. El funeral será mañana. Te estábamos esperando.- También a ella la dolía. Tenia los ojos brillantes, por su mejilla corría una lágrima.
-Y, ¿qué hay sobre la herencia? ¿Dejaron algo arreglado?- Pregunte temblorosa. En una situación así no me apetecía hablar de dinero.
-Si. Tu padre fue previsor y antes de morir llamo a su abogado para redactar la herencia. Dentro de dos días, vendrá el abogado para explicártelo todo.
-Entonces aprovecharé estos dos día para descansar y cuidar de mi hermano antes de acerme cargo de la situación.
Y eso hice, no me separé de el lo dos siguientes días. Incluso recibimos juntos a los que vinieron a dar el último adiós a nuestros padres.
El último adiós, el último, ya nada seria como antes.
Bueno, espero que os haya gustado este primer capitulo!
Aunque ni este ni los dos siguientes tendrán mucha acción porque serán una especie de presentación de la situación y de los personajes.
ESTÁS LEYENDO
Una Dama Sensata
Historical FictionHayden era sensata, muy sensata, tal y como su madre la habia inculcado. Siempre la decia que solo asi podria superar las peores situaciones. Ahora, tiempo despues, huerfana y con un hermano pequeno, rogaba para que fuera cierto y pudiera mantener...