JUAN TORAÑO CASTAÑON
LOS AMANTES BÁRBAROS
ÉDAFOS
Juan Toraño Castañón nacido en Mieres el 19 de abril de 1979 en el seno de una família minera de las cuencas asturianas. “Los amantes bárbaros“, su segunda obra poética, sigue la estela de su primer poemario: “El jardín de las ménades noctámbulas“. Inspirado en los ghazales persas, las qasidas árabes y los Landays de las mujeres afganas.
LOS AMANTES BÁRBAROS
Ven a descansar bajo las estivales rosas sobre ti marcharán mis labios. Ni la muerte cercana a mi tumba hará que olvide tus lágrimas sobre la tierra y mis labios sobre los tuyos. Al expirar nada te exijo más que una lágrima y un suspiro. No pases a mi lado si has olvidado mi amor no te quedes en mi tumba si no me obsequias con una flor. Demasiado breve este vino en mis labios ahora saldré por esa puerta y abandonaré esta taberna para siempre sin la ebriedad como compañera. Entre tu cuerpo y mi cuerpo la impetuosa corriente de cien ríos desbordados.
Antes de llenarse tu boca de besos bárbaros antes de roer huesos tibios antes de hollar corazones calientes nacida para nadie fuiste el eco desgarrado de la Tierra sin fronteras. Quien yace con los labios vueltos a la tierra bajo las hierbas de metal y todos esos soles de bronce. El alma oxidada Como el Hierro doblegado de la Tierra. La sangre en la boca Metálica envuelta en la arcilla la lengua como una llamarada de acero. Sentir tus carnes calientes y el abrasado aire de las tormentas Rugir entre nosotros.
!No es posible¡ Tú allí vencida Yerta bajo el vestido de flores. Los árboles tienen las hojas negras los campos surcos de uñas salvajes las flores tienen cabellos brutales la noche posa su cuerpo de alabastro y sus pies infinitos sobre los muslos incendiados entre estatuas inertes. La Tierra Prometida está entre riscos ausente dormita allí donde los hayedos se amarran al crepúsculo a solaz del viento elástico. Vivo sólo por acariciar tus rizos Vivo por ti para humedecer mis labios estoy aquí, en tu alameda de ojos líquidos.
La piel de la Tierra te ofrendo Húmeda y roja llena de venas rotas su cuerpo aniquilado y mellado Impuro frugal descansa Estéril extenuado entre las piedras roídas por los hambrientos Seres Atado a ti he perdido mis largas piernas también las manos Secas Te ofrendo. A gritos despierto Respiro, apresado lamento la Vida que se va bajo el helado sol. Tus besos falsos y tus labios pálidos me engañaron para arrojarme al vacío de Su Boca. No es más que la desollada piel de un carnero abatido a cuchilladas la Tierra bárbara de mi infancia Abandonada, Cautiva en Su Párpado lánguido.
Sin nombre conocido hijo bastardo del Escita amarrado al yugo de la tierra, arrastro los pies pesados como raíces no hay ya para mí feraces campos ni perfumados vientos sólo hierro oxidado a mi alrededor y el hedor acre de mi propio cuerpo bajo incipientes tormentas y nubes hinchadas Me empapo. Pétalos de vino que he bebido en tu puerta largas horas, a causa del Dolor he vuelto mi rostro, mi boca ha vagado anoche posándola abrasada de una copa a otra. Soledad la tierra desnuda me entrega sus polvos la carne parda, intensa sobre mi sombra.
Ay, las nubes grises, las callejuelas dormidas extraviado huelo las rosas y me apresuro silencioso he de abandonarte en la espesura del bosque. Sobre la hierba caliente atardece solo suspiro mi piel cobriza se quema como el trigo. Olerte una vez más entre las sábanas y acariciar tu corazón humeante. Soy del color de la Tierra y en mi pecho mineral laten fuerte las montañas soy amigo del viento y de las estrellas Camino bajo Tu Celo y no temo pronunciar Tu Nombre. No he vendido mi piel ni mi corazón inquebrantable no caí manso a sus pies le volví la espalda. A su zalamera Perra vestida de grana y oro la envié de vuelta llena de sangre. La Oscuridad estaba escrita ya en los Menhires y en las Piedras Antiguas de nosotros depende o no su llegada. Defenderé el Honor de tu cuerpo
