Ella caminaba rumbo al elevador, llegó a éste y presionó el botón que llamaba al elevador; habían pasado más de cinco minutos sin respuesta de éste, así que optó por subir las escaleras.
Había llegado al tercer piso cuando se quitó los zapatos, estar con ellas más de 24 horas la habían agotado. Estaba cansada no había dormido por días, ni tampoco había tenido una jornada tan larga como la de esa semana. Sólo anhelaba llegar a su cama.
Mientras llegaba al sexto piso, miro una vez más su reloj, dio un gran suspiro al ver que marcaban más de la medianoche, 2:23am para ser exacto.
Llegando a su destino empezó a buscar las llaves, vació su bolsa pero no había respuesta alguna. Maldecía una y otra vez por no encontrar sus llaves. Recargó su frente ante la puerta por unos segundos, repentinamente ésta se abrió.
Ahí estaba él.
Yugyeom la observaba con una gran sonrisa. No podía desviar su mirada de su hermoso rostro; ni siquiera se cuestionaba el por qué estaba ahí. Trataba de contener las lágrimas cuando sus miradas se cruzaron.
ーTe extrañé mucho, bienvenida a casa.
Ella rompió en llanto al escuchar esas pequeñas palabras.
Al ver que su amada estaba llorando, Yugyeom se lanzó a ella con un gran abrazo. Ocultaba su cabeza en su pecho mientras él acariciaba su cabello.
ーLo siento mucho ーExpresó aún con lágrimas en su rostroー. Tuve mucho trabajo, en verdad lo lamento.
Él se despegó un poco para tomar el rostro de la chica con ambas manos. Nuevamente su mirada permaneció en los ojos de ella.
ーEstá bien, sabes que te amo ーDijo amorosamente mientras depositaba un beso en su frente.
Una vez más soltó en llanto mientras que él la envolvía en sus brazos. Ella era inmensamente feliz en ese momento.
Si anteriormente anhelaba estar en su cama, ahora deseaba estar en sus brazos, necesitaba un abrazo de él. No sólo por esa noche, sino para toda la vida.