Primera Parte

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La primera vez que la vi tenía apenas doce años. Estabamos a mitad de año cuando ella entró y recuerdo claramente las primeras palabras que me dijo.

"¡Ey! tú, idiota". Su voz era algo chillona pero soportable. Se puede decir que era la mala del colegio. Anteriormente la habían expulsado de su escuela por una razón que tiempo después ella misma me la diría.

"¿Qué?" Pregunte yo a esta chica que llevaba el pelo ondulado hasta debajo de la cintura y rubio.

"Sí, tú idiota. ¿Qué haces en mi puesto?" Ella acababa de entrar a nuestro colegio y yo llevaba aquí desde siempre y este era mi puesto y quería quitarmelo.

Pero ¿saben qué hice?

Me levante y le cedi mi puesto.

¿Quieren saber por qué?

Por sus ojos.

No, no eran azules o verdes. No, ni siquiera eran marrones. Eran una combinación de los tres colores. Eran de un fondo marrón con pizcas de verde y azul entremezcladas que hacian verse profundos y hermosos.

Me sente unos puestos más adelante de ella. Mientras la profesora explicaba la clase, no pude resistir más y voltee a verla. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Esos ojos también me estaban viendo. Rápidamente regresé mi mirada al frente e intenté prestar atención inútilmente.

Ya a la hora del almuerzo como siempre me senté solo con mi comida en un lugar apartado del patio. Cuando escuche nuevamente su voz.

"¡Ey, tú!" grito en mi dirección. Me volví a mirarla pero está vez no parecía enojada ni intimidante. Estaba tranquila y parecía avergonzada.

"Oye" dijo sentándose a mi lado. "Disculpa por como te hable antes, ¿vale? Son problemas de la niñez o algo así dice mi psicólogo".

La miré confundido. Se estaba disculpando conmigo. No me lo esperaba.

"Estaba bien, no pasa nada" dije sonriendole.

"Bueno. ¡Eh! pero no creas que esto nos convierte en mejores amigos o eso" dijo levantándose y caminando lejos.

"Pero no estaría mal hablar de vez en cuando. Me caes bien, niño bonito" dijo por último con una sonrisa que hasta la fecha no me cansó de verla.

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