Eres la ausencia que respiro, así como llegaste y te convertiste en un apoyo incondicional del cual saque mas que fuerza, te fuiste sin remediar palabra, sin darme una explicación, sin decirme porque dejaste de luchar. Me diste razones para dar un punto final ¿a que? Te estarás preguntando... Quizá sea por un motivo absurdo pero es justificable. Quería darte la oportunidad de remediar tus faltas, tus errores, tus llegadas tarde en momentos necesarios. No pretendo que sea un deber consolarme, hacerme reír, darme mal genio ni mucho menos causarme gritos de alegría. Ya que no soy nada tuyo y según yo no me consideras parte de tu familia.
Quiero decirte que fuiste parte de mi vida en un momento necesario, fuiste parte de mi madurez, fuiste aquel amigo que conocí por una falta grave en la escuela.
Hoy Te veo y no te reconozco ni en tu forma de caminar, ni en tu forma de mirar, ni mucho menos en la que te ríes. Suelo verte rara vez por una cuadra interminable donde solías acompañarme, donde solíamos reír y donde casualmente vives. Yo cojo ese camino no por molestar ni por pensarlo dos veces es solo porque no quiero olvidar lo que fuimos una vez, lo que diste por mi y yo por ti.
Pasaron dos Años desde aquel día que te hable por primera vez y por decirlo así tu paño de lágrimas, en tu juguete favorito para reír y en tu muñeco de noche para dormir.
Hoy mas que nunca te extraño, te Recuerdo, te tengo en mi memoria y te tengo en mi corazón
Hasta pronto...
