Has mentido muchas veces.
Quizá no sean mentiras, quiza solo lo olvidaste, quizá la única cosa que odio de ti sería que olvidas fácilmente, que olvidas todo lo que dijiste que habría sido importante para mi, que olvidaste todo aquello que dijiste aquella madrugada que me hubiera gustado que hicieras, al menos solo un tiempo, al menos para no sentirme sola como en este momento cuando en vez de estar frente a una hoja de papel como lo hacen aquellos grandes escritores lo escribo en las notas de un celular que detesto, por tener tantas cosas que me hacen daño, pero que tampoco quiero eliminarlo.
Quizá porque tendría esa pequeña partícula de esperanza de que un día seas tu el que se vea interesado, quizá simplemente porque me gusta hacerme daño.
Por todos esos recuerdos que no me arrepiento de tenerlos, así tal como todos aquellos abrazos que solías darme y que ahora, los abrazos que me has dado sean tan fríos como aquellos que siempre he detesto dar, quizá sea porque quisiera abrazarte más tiempo, o quizá porque me gustaría que me dijeras "te quiero".