Esa noche en la pesada oscuridad se encontraba el perpetrador del crimen, sentado en un diván saboreando un Martini.
Sumido en el silencio máquinaba metódicamente otro plan.
Con lo que no contaba él, era que hasta los mejores se van.
En su imaginación escuchaba el mórbido recuerdo,
Pensamiento que evidenciaba claro que él no estaba cuerdo.
Él no estaba cuerdo pero su inteligencia era algo único,
Cantidad de títulos probaban que era un experimentado químico.
Sus conocimientos sobre la materia eran simplemente excepcionales,
Reconocido y respetado por muchos profesionales.
Las mentes terrenales no comprendían su intelecto,
Poseía una superioridad mental propia de un grupo muy selecto,
Sumado a esto desarrolló en su habla una extrema elocuencia,
Que pronto lo convirtió en un persuasor con experiencia.
Dones y habilidades que le sirvieron en sus fechorías,
Actos crueles y aterradores dignos de la sangre más fría.
Su nombre se sabía mas muy pocos realmente lo conocían
Y nadie se imaginaba lo que en su mente nacía.
Lo que él no imaginaba es que no sólo él lo sabía,
Y esa noche quien tocó la puerta fue la policía,
Con armas y con focos "gritaban manos arriba"
Su copa de martini ya entonces estaba vacía.
Lo que en su casa encontraron fue más que ropa y pertenencias,
Del todo se sabía que hubo actos de violencia
Y más evidente aún era que en ese lugar hubo asesinato, para la policía esta situación era como una piedra en el zapato,
Pues meses tenían ya, de investigar el mismo caso.
Un fenómeno muy extraño se venía produciendo,
Varios meses atrás los indigentes habían estado desapareciendo,
A medida que lo interrogaron al criminal, éste fue cediendo,
"Es cierto, tienen razón, soy yo el que lo ha estado haciendo" dijo el hombre mientras sonreía sin arrepentimiento.
Se mantuvo al criminal 30 días tras las rejas,
Sin embargo durante este tiempo el hombre tuvo solamente una queja.
Muy indignado alegaba que se perdía mucho el tiempo
Que el tiempo era oro y que el hombre era el yacimiento.
El día 27 de ese mes esclavizado
Se dio el juicio para el científico despiadado.
Donde el juez dictó sentencia
Por la clara evidencia en su casa encontrada.
Cuando se supo finalmente la verdad cruda y desalmada,
La gente no lograba entender tal idea tan malvada.
"Estoy convirtiendo en tesoros a gente sin utilidad" gritaba, el tipo después del juicio mientras en su celda lo encerraban.
"Orgullo deberían sentir por lo que yo he logrado crear"
Fueron sus últimas palabras antes de que el día 30 lo llevaran a ejecutar.
Según cuentan los psicólogos y oficiales encargados de la investigación,
El científico asesino tenía una grave obsesión.
En su habitación hallaron un pequeño cofre gris,
Que contenía monedas que no correspondían a las de ningún país.
Los policías que las hallaron
Encontraron en la casa también, un laboratorio químico con el que ataron los cabos sueltos
Pues la cantidad de monedas encontradas en el cofre se relacionaban con la de indigentes muertos.
-Pablo Vargas
