Íbamos por la carretera, era demasiado tarde. Agradecía a Dios que mis padres no tomaran, porque si lo hicieran ya estaríamos en un barranco dando vueltas con el auto. Mi madre iba en el asiento trasero con mis hermanos, por lo tanto estaba en el asiento del copiloto, acompañando a mi padre. La carretera tenia demasiadas curvas y yo tenia demasiado miedo, eso estaba seguro. Exactamente todo paso por una de las tantas curvas que habían.
Vi a una chica, casi de mi edad, llevaba un vestido largo, hasta los pies. Su cabello negro colgaba por delante de su cara, sin dejar mostrar su rostro. La había visto millones de veces en mis sueños, pero nunca fue aterrador, porque nunca la vi delante mío.
Tome rápidamente el volante, obligando a mi padre esquivar a la chica, que por algún motivo sé que ellos no veían. el auto choco con un cerro, un fuerte golpe me hizo serrar los ojos por varios minutos. había escuchado los gritos de mi madre y hermana antes de cerrar los ojos. Cuando los volví a abrir solo vi sangre y más sangre. Todos estaban inconscientes... o muertos, yo no lo sabia. Las Lagrimas salían de mis ojos y yo no hacia nada para evitarlo, yo lo había provocado. Todo por alguien que no existía. Salí del auto rápidamente, tome el pulso de mi padre... el estaba muerto. Todos lo estaban, menos la chica que vi y yo, a no ser que ella también estuviera muerta.
Un poco mas allá estaba el cuerpo de mi madre, corrí hacia ella, pero también estaba muerta. Mire a la chica con miedo, ella levanto la cabeza lentamente eh hizo un intento de sonrisa.
-Tu...Tus labios están cocidos.- grite llorando, tenia miedo, todo lo que había a mi alrededor era sangre y los cuerpos de mi familia. Era una desgracia para cualquiera y también un momento aterrados. Mi cadera dolía demasiado, tenia un pedazo de metal enterrado, y aunque la herida fuera grande, no dolía tanto.
"Sígueme, tu eres mía." Escuche en mi cabeza, era imposible que ella hablara, ¡Tenia los labios cocidos! Sus ojos de un momento se pusieron blancos y se acerco rápidamente a mi al ver que yo no quería acercarme. Sus manos tocaron mis hombros y los sacudía, mis energía se iban abajo cada ves más, ella me quitaba las energía igual como lo hacia en mis sueños. "Déjate llevar, yo te cuidare" dijo una voz tan maquiavélica volvió a sonar en mi cabeza. ya no podía aguantarlo, mis ojos se cerraron solo mi conciencia se fue escuchando una risa "Sígueme, tu eres mía." Escuche en mi cabeza, era imposible que ella hablara, ¡Tenia los labios cocidos! Sus ojos de un momento se pusieron blancos y se acerco rápidamente a mi al ver que yo no quería acercarme. Sus manos tocaron mis hombros y los sacudía, mis energía se iban abajo cada ves más, ella me quitaba las energía igual como lo hacia en mis sueños. "Déjate llevar, yo te cuidare" dijo una voz tan maquiavélica volvió a sonar en mi cabeza. ya no podía aguantarlo, mis ojos se cerraron solo mi conciencia se fue escuchando una risa malvada. Ella me obligo, de una u otra manera a cerrar los ojos. malvada. Ella me obligo, de una u otra manera a cerrar los ojos.
Desde ese día que todos me llaman loca. No estaba en la cárcel porque la jueza era creyente a los fantasmas y espíritus. Conté todo lo había paso, sin omitir detalles. Pero no tuve tanta suerte, estaba encerrada en un Manicomio, por eso es que me llamaban loca, por ver cosas que otros no. Desde ese día, ella me visitaba todos los días para aterrarme y recordarme del accidente que ella y yo causamos, porque así fue, ella me asusto y yo desvié el auto, ambas teníamos la culpa, pero era yo la que cargaba con la culpa, temor y miedo encima. Y no podía hacerle nada, porque ella me aterraba.
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