Capítulo 16: La gran fiesta.

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Llegué a la fiesta en compañía de Greg, tuve que pasar por él a su casa y luego viajamos en autobús, nos bajamos dos cuadras antes y caminamos el resto

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Llegué a la fiesta en compañía de Greg, tuve que pasar por él a su casa y luego viajamos en autobús, nos bajamos dos cuadras antes y caminamos el resto.

Greg no había soltado ni una sola palabra durante todo ese tramo, sólo jugaba con sus manos y se mordía el labio inferior con impaciencia, estaba demasiado incomodo.

—Tranquilo, Greg —dije tratando de darle paz. Seguro que su catastrófica mente estaba pensando que su madre se daría cuenta de alguna mágica manera que estuvo aquí—. Todo estará bien, te lo prometo.

Pero no importaban todas las palabras que yo quisiera darle, nada de eso aplacaría la bola de nervios que él llevaba cargando encima, esperaba que con el tiempo que pasara en la fiesta se calmara por si solo.

Asintió poco convencido con mi sermón.

Al llegar a la casa que indicaba el croquis ambos nos quedamos asombrados, se veía que el ambiente estaba salvaje desde antes de entrar. La casa de Megan era dos veces más grande que la mía, ya no estábamos en los suburbios. Aún así, la música sonaba tan fuerte que pudimos oírla desde una cuadra antes, además de que aquellas luces podrían dar señales hasta a un avión.

Nos encaminamos a la puerta, ya había un montón de gente afuera y dentro de la casa había mucha más. Parecía ser que Megan invitó a toda la escuela.

En el momento que puse un pie adentro alguien me tomó de la mano para llevarme hasta el fondo de la casa, me traje a Greg conmigo para no perderlo.

Era Brooke.

—¡Kyle, viniste! —me abrazó emocionada, ya tenía aliento alcoholico. Pero no se veía ebria, aún.

—Sí, es cierto —sonreí nervioso.

—Hola, Brooke —la saludo Greg con inseguridad, pero ella lo saludo igual de eufórica que conmigo.

—¡Vaya, Greg! —hablé sorprendido—Es la primera vez que te escucho hablarle a alguien más que no sea yo.

Nuestra pequeña charla de amigos se vió interrumpida por otra entrada que —al contrario de la nuestra— llamó la atención de muchos de los que estaban cerca de la puerta.

Alex iba llegando, no era para nada raro que él levantará miradas siempre que aparecía. Junto con él venía Dave, otro chico que estaba en la escuela y que era de los pocos que veía que hablaba bien con Alex en ocasiones. Lo raro de ahí, y lo que me hizo crispar el rostro de cierta manera, es que además de ellos dos venía una tercera persona añadida. Era otro chico, a él nunca lo había visto, de haber sido así lo hubiera recordado ya que su apariencia no era para nada común.

Era alto, casi tanto como Alex, cabello castaño medio largo y rebelde, con muchos tatuajes hasta el cuello y un arete largo en forma de cruz en uno de sus oídos. Desde aquí podía ver el destello de su reloj de mano que seguramente era un Rolex. Se veía como un mafioso.

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