12 semanas antes.
Lunes 4-3-2019.
—Hola, mi vida.
Lodovica tenía a su hijo en brazos, le daba lastima tener que dejarlo con una niñera cuando el niño apenas alcanzaba el año, pero no podía postergar lo impostergable. Le dio la última mamadera, le cambio el ultimo pañal y le dio los últimos besos. Sabía que cuando volvería nada sería igual, su hijo ya no sería solo su hijo.
¿Y si confundía a la niñera con ella? ¿Y si le decía sus primeras palabras a la niñera? ¿Y si ella lo veía dar sus primeros pasos y no ella? ¿Y si después quería más a la niñera que a ella?
Intento alejar semejantes pensamientos de su cabeza y le alcanzó el pequeño niño a la niñera. Camino por las ajetreadas calles del centro de Buenos Aires, esas calles donde todos van y nadie viene, donde todos se mueven y nadie se queda quieto, donde nadie se queda en una esquina simplemente charlando o fumándose un cigarrillo, donde todos tienen vida pero nadie tiene tiempo.
Tomó su celular, un iPhone 7, y busco rápidamente que subte necesitaba tomar. Sin entender las combinaciones tomó el primer taxi que encontró.
"Como cinco años en esta ciudad y no soy capaz de tomar un subte" se dijo a sí misma mientras le pagaba al taxista.
Era un edificio alto, unos veinte pisos como mínimo y ella tenía un solo destino en uno de esos pisos.
Estudio de abogados Loico.
Entró con cuidado al hall de espera mientras escuchaba el resonar de sus zapatos en el gran edificio. Su abogado, un hombre de unos sesenta años, pelo entre marrón y canoso, metro setenta de altura, la saludo y la invito a tomar otro taxi.
—Supuse que iba a tardar más, lamento no haberle citado allá.
—No importa, no hay problema.
Lodovica suspiró. No tenía el suficiente dinero como para ir gastando en taxis por todo Buenos Aires.
Subió a otro taxi junto con su abogado, este le hablaba de los últimos detalles. Ella no quería escucharlo no le interesaba, solo quería irse de ahí, prepararse y firmar el nuevo contrato con la nueva discográfica en Italia.
Llegaron a donde se realizaría la mediación. El abogado se ofreció a pagar el taxi y aunque Lodovica se negó, él se salió con la suya. Al bajar Lodovica vio un viejo edificio, algo intimidada trastabilló en sus zapatos de tacón y le dijo a su abogado que realizaría unas llamadas antes de entrar.
—Diego— dijo con la voz temblorosa.
—Lodo ¿Todo bien?— preguntó al otro lado con el celular entre el hombro y la oreja mientras agarraba el guión del nuevo proyecto.
—Estoy muy nerviosa, siento que me falta el aire— respiro hondo—. Va a ser la primera vez que lo veo en un año y... No sé, ¿seis, siete meses? Ya no me acuerdo.
—Un año y siete meses, tranquila. Luego podemos ir a almorzar, Alba está libre.
—No sé si puedo ir...— miraba nerviosa la entrada.
—Llámame después.
Trastabilló antes de volver a entrar y camino de forma lenta, al entrar lo vio, intacto, saco negro, camisa celeste oscuro y pantalones azules casi negros, que resaltaban los negros zapatos de brillante charol. Lodovica sentía como si la desnudara con la mirada, y no era lo más cómodo.
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I will try to fix you.
FanfictionCuando todos pierden algo que nunca se va a poder reemplazar, cuando las lágrimas abundan, cuando no sepas si estar o desaparecer, yo estaré ahí, y yo intentaré arreglarte.