Lluvia.
Siempre he amado la lluvia, no lo sé, desde niño me ha encantado ver caer gota tras gota y el aroma después de cada diluvio es embriagador.
También solía salir a correr bajo ella, aunque mí madre se molestaba y siempre pescaba un resfriado, sin embargo, valía la pena.
Un día, exactamente, en un día lluvioso, la conocí a ella; caminaba sin rumbo alguno, con la mirada perdida, al parecer no le importaba demasiado la lluvia, porque ella en sus ojos..., llevaba su propia tormenta.
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Un día lluvioso.
Teen Fiction-Las personas no se conocen por accidente -dije y ella sonrió sin gracia. -Los errores sí -respondió.