Ben desapareció.
¿Qué querrá decir con aguantarle?
Empecé a recoger todo aquello que estaba desordenado, al rato escucho la puerta de la entrada abrirse. Ya llegaron mis padres.
—¡Cariño, ya estamos en casa!—Gritó mi madre desde la escalera.
—¡Vale mama!—Grité de regreso. Al terminar de recoger bajé abajo.
—¿Qué te pasa hija? Estas un poco pálida. —Preguntó mi madre.
—Tranquila, no es nada. Solo no he descansado bien.
—Esta bien. —No muy convencida se dirigió a la cocina. Subí de nuevo a mi cuarto, conecté los altavoces y me puse a navegar por internet. Al rato escucho a mi madre gritarme.
—¡A cenar !—Dijo asomándose por las escaleras.
—¡Voy!—Paré la música y bajé. Mi hermano ya estaba sentado en la mesa y mi madre estaba sirviendo la comida. Cuando terminé de cenar, me comí el postre y subí a mi habitación de nuevo. Cogí mi móvil y le envié un mensaje a Alan. Le dije que no se preocupase por mi, que mañana en el insti le contaba todo. Bajé a despedirme de mi madre y darle las buenas noches y subí de nuevo. Me puse el pijama y me acosté en la cama. Cerré los ojos y dejé que el sueño me ganara.
Estaba caminando sola, por un largo pasillo y oscuro. Entré en una puerta que había al final, esta era verde oscuro. Unos destellos de luz me ciegan, pero recuperé la vista de nuevo, estaba en primera persona. Me encontraba en una habitación y no cualquier habitación, si no mi habitación. Pero era diferente, las paredes estaban pintadas de color blanco y otras de verde claro. Parecía la habitación de un chico, todo estába lleno de videojuegos mayoritariamente de the legend of Zelda. Miré a todos lados y me topé con un espejo de cuerpo entero. Era un chico, rubio con los ojos verdes y pequeñas pecas, tenía unos labios finos y perfectos. Su piel era pálida y de estatura era un poco bajo. Tenía un cuerpo bien formado, no fuerte pero formado, aparentaba unos 15 años, este chico me recuerda a Ben.
Algo me decía que tenía que bajar al salón, tenía que ir al instituto. Vi a una señora en la cocina, estaba preparando el desayuno, miré a la mesa y habían dos preciosos niños pequeños desayunando leche con cereales.
—Buenos días Ben.—Dijeron los pequeños al unisono mirándome.
—Buenos días chicos.—Hablé, pero no era mi voz, si no la de Ben. Desayuné con ellos y los llevé al colegio. En el camino me cruce con un chico, también de la edad de Ben por lo que aparentaba. Él empezaba a insultarme, hasta llegó a pegarme, golpe tras golpe. Sentía dolor, sentía ese mismo dolor de cuando te pegan. Al terminar, mi miró y sonrió siguiendo adelante.
Al entrar al instituto al parecer no tenía amigos, al contrario, todos se reían de mi por se bajito. A la salida del instituto volví a por los pequeños al colegio, pero antes de llegar a por ellos, otros matones y el mismo chico de esta mañana me golpearon y me dejaron la mochila colgada en un árbol.
'Pobre Ben...'
Todo en su vida eran golpes, risas, insultos y más golpes, incluso delante de sus pequeños hermanos gemelos. Un día al llegar a casa había una carta en el correo, cuando la abrió se puso muy contento, me limpié la cara de sangre por quinta vez en este día y subí a mi cuarto emocionado. Me puse a jugar a Majora's Mask toda la tarde, hasta que llegó su madre.
—Oh dios Ben, acércate, mira esta casa. ¿Hiciste algo hoy? ¡BEN BAJA AQUÍ AHORA MISMO!—Eso fue lo que escuché.
—¡Sí, ya voy!¡Déjame guardar!—Grité.
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Pixels ©|Ben drowned| ||Book#3||
ParanormalTodo empezó cuando la familia de Shana se muda a un país lejos de donde vivían. Compraron una casa a las afueras de la cuidad. De lo que no se dieron cuenta es que la casa era demasiado barata, siendo una casa grande y bonita, tenía precio tan bajo...