1 - El principio de todo

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Parte 1

Al principio no había nada. Nada salvo ella. Ella eramos todos. Ella lo era todo. Luego, nací yo. Pandora se desprendió de una parte de sí misma. Y esa parte, acabé siendo yo. Jade. El primer pecado.

Miré a mi alrededor. No había nada salvo ella. Supongo que, para que lo entendáis, Pandora era el núcleo de un átomo y yo era el primer electrón. Así que todo el espacio que existía en ese momento se reducía a Pandora, el núcleo, y Jade, el electrón. Algo triste si. Nos lo debió de haber parecido a ambas, porque poco después Ella creó a mi hermano. O a lo que sería mi hermano, porque en ese momento él era también un electrón. Solo que giraba en una órbita diferente a la mía, una órbita por debajo de la mía, y era de color naranja. Le vi y el me vio a mi. Yo bajé a su órbita y él subió a la mía y, después de un milisegundo, cada uno volvió a su lugar, justo a tiempo para ver cómo nacía el siguiente pecado. Ella era un electrón amarillo. De un amarillo intenso. Y en menos de un segundo, el siguiente pecado  también había nacido. Esta era morada. De un morado azulado y bonito. E hicieron lo mismo que el electrón naranja y yo. Cambiaron sus órbitas. Supuse que se habían hecho hermanas como nosotros habiamos hecho antes. Después nació el electrón verde. Calmado y tranquilo, pero con fuerza. Y a continuación, prácticamente a la vez, los dos restantes. El primero fue el azul más claro. Enérgico y brillante. Y después, un azul más oscuro, más calmado y relajado que el resto. Daba vueltas en la órbita más cercana a nuestra madre Pandora.

Luego, pasó algo extraordinario. El núcleo se rompió. Se rompió y me separó de mis hermanos y amigos. Nos expulsó lejos, cada uno en una dirección. En ese momento se produjo el Big Bang. Obviamente el universo que conocemos hoy en día no existía en ese momento. Sin embargo, lo íbamos creando a nuestro paso. Vi como, a lo lejos, la materia en la que se había convertido nuestra madre, se agrupó formando las estrellas. El intenso color amarillo que tenían me recordó al tercer electrón. Aunque, ya no eramos electrones. Supuse que les habría pasado lo mismo que a mi. Que ellos se habían convertido también en materia espacial. O algo así. Era difícil de explicar. Eramos algo abstracto. No teníamos forma. Eramos como... plasma... no sabría explicarlo con exactitud, pero supongo que decir plasma es lo más similar a lo que eramos en ese momento.

Pandora se comunicó con nosotros después de eso. Nos dijo que descansasemos, que pronto crearía un lugar para nosotros. Para que estuviésemos todos juntos. Después, todos nos dormimos. Nos dejamos arrastrar por el espacio en constante expansión y dormimos. Hibernamos.

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No sé cuánto tiempo estuve dormida, supuse que muho tiempo. Demasiado. Me despertó Pandora, me dijo que había terminado de crear el espacio que ocuparía cada uno. Y que tenía que hablar conmigo.

Lo siguiente que recuerdo, es estar en una sala blanca y cuadrada. Y en una especie de silla, estaba ella en su forma física. Era alta y tenía el pelo marrón y largo. Tan largo que se extendía fuera de su asiento. Estaba vestida con galaxias, lo único de color que había en esa sala. Un vestido de galaxias y planetas. Realmente parecía que llevaba el universo entero en esa prenda. Yo supuse que seguiría siendo plasma, así que no sabía muy bien que forma debería de tener vista desde fuera. Ella agitó la mano en mi dirección y sentí un cosquilleo en los pies que Pandora me había dado. Sonrió.

- Te he llamado y te he dado forma física por algo. - dijo su voz misteriosa. - Soy tu madre y tu eres mi hija. Al igual que soy madre de tus hermanos y amigos y ellos son mis hijos e hijas. Voy a daros un regalo a cada uno. - dijo sonriendo. - He creado un sistema. Lo he llamado sistema solar. Y tiene ocho planetas.

- ¿Ocho? - dije yo confusa con mi nueva voz. - Pero madre, somos siete. - ella me miró divertida.

- El octavo planeta no esta listo todavía. Pero lo estará pronto. - me miró tranquila. - De todos modos te he llamado a ti porque voy a crear nuevas razas que habiten en la tierra. - yo abrí mucho los ojos. Eso era nuevo y parecía divertido. Me gustó. - Ahora voy a llamar a tus otras dos hermanas. Espera a que lleguen y les de forma física, y preséntate cuando quieras. Puedes sentarte. - dijo creando un asiento para mi.

Las crónicas de JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora