Capítulo 1.

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Quiero empezar este «relato» presentándome:

Soy Laura, no diré que soy la «típica chica ordinaria» pero con ese nombre tan común... ¿Cómo mas podría autodenominarme? Tengo quince años, vivo en Cooperstown, un pueblo a unas horas de New York, soy hija única, padres divorciados, y no, ni siquiera intentaré tocar ese tema porque es algo de lo que no me gusta hablar, simplemente porque no me importa, decidí vivir con mi papá en realidad solo porque sé que no me hará la vida tan miserable como lo haría mi mamá.

Estoy en secundaria, solo a un año de terminarla y poder ir a la universidad, sinceramente no soy la superdotada, tampoco sobresalgo, soy... ¿normal?, nunca he sentido la necesidad de pertenecer a algo, ni porristas o club de teatro, no porque tenga pánico escénico o alguna mierda así, sino porque no me llama la atención, es tonto, no tiene sentido pertenecer a algo de lo que no quieres hacer parte.

Siempre visito a mi madre en su casa y algunos días duermo allí, pero es que su casa me causa tanta incertidumbre, es horrible, hay un aura muy extraña, no, más que eso, mi mamá es extraña.

Creo que es suficiente de mí, en parte porque no soy ni un poco interesante, mejor voy a iniciar con lo que enserio importa, la razón por la que estoy escribiendo esto.

Todo inició un 13 de abril de 2014, un sonido ensordecedor me despertó causando que mi corazón se detuviera por un microsegundo, que una sirena de bomberos te sirva de despertador no es algo de envidiar, miré mi reloj despertador, eran las 6:15 am.

Bueno, la sirena no fue tan mala después de todo.

Como toda una chica normal, me baño, visto y arreglo «lo mejor posible», lo cual es totalmente falso, nunca me veo bien, hasta yo misma soy consciente de que visto horrible. Bajé las escaleras y un serio y frio "Buenos días" por parte de mi papá es recibido, lo usual, me siento en la mesa y como mi cereal, el simplemente me ignora y va por las llaves del auto, cuando estoy por salir de la casa escucho las típicas palabras de mi papá. —No tardes, ¿okay?

—Está bien —contesto simplemente, es como todo los días.

Tomé mi celular, le puse los audífonos y salí de la casa, subí al auto y directo a la escuela, mi padre nunca para a nada, claro en los semáforos, pero eso es solo porque tiene que hacerlo, si no fuera así tampoco lo haría, es muy claro mostrando que lo que quiere es estar alejado de mí el mayor tiempo posible.

Siempre soy una de las primeras en entrar al salón de clases, no porque llegue temprano, sino porque no tengo con quien quedarme afuera esperando a que suene la campana, llámenme tonta pero prefería estar sentada en mi silla que parada fuera del salón esperando por nada.

Primera clase, matemáticas, ¿les dije que soy pésima en matemáticas? En realidad ni siquiera sé cómo no repruebo, no habían pasado ni cinco minutos desde que había iniciado la clase cuando la directora irrumpió en el salón.

Buenos días, chicos. —Inició, a su lado se encontraba un chico, aunque era la directora, nadie le ponía mucha atención a menos de que alguien más llegara con ella.

—Buenos días Srta. Richards. —Tenemos que contestar todos, pleitesías tontas.

—Él es Aaron Parker, su nuevo compañero de clase. —Dijo, era bastante obvio, a no ser que el chico fuera su amante y llegara solo a anunciarnos su compromiso, lo cual era poco factible, ¿qué clase de directora anuncia sus relaciones personales?

Me tomé un momento en analizar al chico que la acompañaba. Era alto, su cabello se asimilaba de cierta manera al café, muy oscuro casi negro, pero no completamente, se notaba de cierta manera que era castaño, también era corto, y vestía jeans, camiseta básica y unas zapatillas converse, como pueden ver, lo detallé. Es extraño porque al parecer no fui la única que lo hizo ya que al momento de sentarse nadie le quitaba la vista de encima, no pude evitar sentir pesar por el chico, pobre.

La directora le hizo un gesto, que se podía traducir rápidamente como «busca un asiento» y lentamente el chico caminó a través del salón. Se sentó a mi lado. Tengo que admitir que sentí algo de nervios o vergüenza, aún no tengo idea de lo que era, pero algo sentí cuando decidió hacerse a mi lado.

—Hola, soy Aaron —Escuché al fondo, en realidad solo levanté la cabeza para ver a quien le hablaba, además de la intriga de saber cómo hablaba, resultó que era conmigo.

Levanté la mirada y lo vi algo extrañada, ¿Por qué si podía hablar con las chicas lindas del salón que no lo dejan de ver decidió hablar conmigo? Es una pregunta explicable, como he dicho antes, soy bastante normal y fácil de no notar.

—Hola, yo soy Laura —contesté.

—Genial —me dedicó una sonrisa—, oye Laura, ¿no tendrás un lápiz que me prestes? —No pude evitar pensar Ya veo por qué me habló, tenía mucho más sentido en ese momento.

—No —hice un gesto hacía la sucia cartuchera que había en mi asiento—, lo siento.

—Está bien, no te preocupes. —me contestó, y se dio la vuelta para pedírselo a alguien más, aunque el parecía inafectado por lo que había sucedido para mi fueron los diez segundos más incomodos de mi vida, sin exageración, es que ni en la audiencia de mis padres por mi custodia me había sentido tan incómoda.

El resto de clases fueron tan insignificantes como costumbre y solo fue hasta el almuerzo que algo extraño pasó. No dejaba de verme, en cada mordisco que le daba a mi sándwich podía sentir sus ojos simplemente viéndome comer, el chico no comió por estar mirándome, pude notarlo, no entendía ¿a primera vista parezco interesante? ¿O el tipo era un simple pervertido?, lo único que pude hacer fue pararme e irme, su mirada me hacía sentir tan agobiada que no podía comer en paz, la verdad no sé cómo si estábamos a más de seis metros de distancia.

Cuando llegué a casa no pude dejar de pensar en Aaron,

¿Por qué me habló? ¿Enserio necesitaría ese lápiz? ¿O solo quería hablarme? ¿Por qué se me quedó viendo en el almuerzo? ¿Le gusto? ¡Pero si solo nos vimos tres horas! ¡No tiene sentido!

Ese tipo de pensamientos estuvieron rondando en mi cabeza toda la noche, más que intriga, era miedo, no sabía qué esperar de alguien como él.


NDA:

Hola a todos, soy S.R, espero que este nuevo trabajo sea de su agrado y también espero terminarlo y no dejarlo iniciado y abandonarlo luego como los anteriores, tengo mucha fe en el ya que trabajo con una persona que me ayuda mucho y juntos vamos a sacar el proyecto adelante, Ana, la editora de la novela, gracias. Disfruten.

Love.



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